Josep-Lluís Carod-Rovira dejó la Generalidad cuando CiU volvió a ella, tras el pasado mes de noviembre de 2010. Además, el independentista abandonó también ERC, después de que Joan Puigcercós y Joan Ridao dejaran de contar con él y ni le agradecieran los servicios prestados. Así pues, Carod-Rovira viaja. O eso dice. Sin embargo, las obsesiones contra todo lo que huela a España siguen presentes: en el AVE, en Zaragoza, en los SMS que recibe…
En un artículo publicado este jueves 6 de octubre de 2011 en Nació Digital, el ex vicepresidente autonómico cuenta anécdotas de un reciente viaje a Zaragoza («fuera del país») realizado con su mujer durante un fin de semana. —«Finde»—
Entre lo que destaca Carod-Rovira menciona que al llegar a la estación del AVE de la capital aragonesa los carteles informativos están solo en español e inglés, no entiende que no estén en catalán:
«Los responsables del AVE deben pensar que los catalanoparlantes tenemos una lengua solo para ser hablada, pero no escrita y, por lo tanto, que el catalán solo se transmite por vía oral, sin necesidad de un alfabeto escrito…».
Pero encuentra muy acertado que las indicaciones orales en el interior del tren se hagan en «mi lengua, la de España, y el inglés».
A Carod-Rovira le molesta, incluso, recibir algún que otro SMS con la palabra «finde», para referirse al «fin de semana», en lugar de utilizar la expresión en catalán: «cap de setmana».
El filólogo asegura que son dos maneras de ver el mundo, unos -por el resto de españoles- celebran el «fin de semana» o el «fin de año» y otros -por los catalanes- celebran el «cap de setmana» o el «cap d’any», que, según Carod-Rovira, es celebrar el inicio de la semana o el inicio del año -así es en su traducción literal al español-. «Dos culturas distintas que expresan concepciones muy alejadas del paso del tiempo», dice.
EL DERROCHE QUE ‘OLVIDA’ CAROD-ROVIRA
Sin embargo, el artículo -que trata de marcar absurdas diferencias entre Cataluña y el resto de España- desemboca en un trayecto personal en el «guiribús» de Zaragoza para comprobar con sus ojos cómo ha quedado el terreno sobre el que se edificaron los pabellones y construcciones de la Expo de 2008, sobre el agua:
«Pabellones y más pabellones, rascacielos, puentes, jardines, parques, esculturas, espacios amplísimos. Pregunto qué hay, actualmente, qué acogen, qué actividad se lleva a cabo una vez acabada la Expo y me dicen que nada, que no hay nada, que no se hace nada, que no hay nadie, porque están vacíos y, ahora, inutilizados. Me viene a la memoria, entonces, el efecto deplorable, de dejadez plástica, que me lleve, en 2004, de la visión desoladora de las instalaciones que acogieron la Expo de Sevilla. Reflexiono unos instantes y me pregunto: ¿Y todo esto, quién lo ha pagado?».
La respuesta es sencilla: los españoles. Como el resto de infraestructuras y construcciones que se edifican en España. El ex vicepresidente autonómico olvida, parece ser, que Cataluña también es como el resto de España incluso en esto. El Forum de Barcelona (alrededor de 1.000 millones de euros de coste) dejó espacios y pabellones sin utilizar. Nadie sabe qué hacer con ellos.
El Aeropuerto de Lérida se inauguró cuando Carod-Rovira era el número dos de la Generalidad. El coste fue de 100 millones de euros (todo dinero público). Actualmente, hay dos vuelos a la semana.
El estadio Olímpico de Barcelona no tiene un uso definido y cada vez alberga menos acontecimientos deportivos -y aún gracias que el Espanyol lo utilizó como campo de fútbol unos años-.
En la capital de Cataluña se ha construido un barrio entero (el 22@) para dar cobijo a empresas tecnológicas. No hay manera de que acabe de cuajar. Al final, la cultura del pelotazo urbanístico se ha dado en todos los lugares de España, pero Carod-Rovira vive mejor protestando para que los carteles de la estación del AVE de Zaragoza estén en catalán.