Este sería el enésimo cambio en la fecha de unas elecciones que han ido bailando al ritmo que marcaban los vaivenes internos del PSOE
El socialista José Antonio Griñán está decidido a retrasar la fecha de las próximas elecciones andaluzas que él mismo sugirió en su día para el 4 de marzo de 2012.
La hecatombe de los socialistas en las urnas el pasado domingo, con el obligado proceso de catarsis que se abrirá en el PSOE en el Congreso Federal del 10, 11 y 12 de febrero, ha obligado al presidente de la Junta de Andalucía a reconsiderar su decisión inicial. Y no sólo eso.
Los populares sorprendieron el pasado martes a un PSOE en estado de shock convocando el Congreso del PP, también en la capital andaluza, una semana después.
Ese cónclave nacional de los populares, fijados para los días 17, 18 y 19 convertiría el estreno de la campaña en la rampa de lanzamiento del candidato popular, Javier Arenas.
Descartada la fecha inicial del 4 de marzo de 2011, y atendiendo a los plazos que marca el propio Estatuo de Andalucía que fija un máximo de cuatros años y 60 días tras la elección del actual Parlamento que tuvo lugar un 9 de marzo de 2008, Griñán podría llevarse las elecciones incluso hasta el primer domingo de mayo.
Sin embargo, el presidente andaluz está acotado por algo inamovible: la celebración de la Semana Santa, que este año va del 1 al 8 de abril, y del puente del Primero de Mayo.
Sugerencias
Pocas son las fechas posibles y por ello -según apuntan fuentes socialistas- algunos asesores le han sugerido el domingo 29 de abril de 2011, como la fecha más probable, dando inicio a la campaña el viernes 13.
Para entonces habría dado tiempo a que se consolide el nuevo líder del PSOE, sea a o no Alfredo Pérez Rubalcaba quien se haga con la Secretaría General, y se habría pasado sobre Arenas el efecto del congreso popular de febrero que demostrara, a las claras, la fortaleza de un partido recién llegado a La Moncloa y con casi todo el poder autonómico ya en sus manos.
Este sería el enésimo cambio en la fecha de unas elecciones que han ido bailando al ritmo que marcaban los vaivenes internos del PSOE.
Cuando José Luis Rodríguez Zapatero se mantenía firme en su decisión de aguantar hasta marzo de 2012 fue Griñán, inmerso entonces en una batalla interna en el socialismo andaluz, quien barajó distanciarse de las elecciones generales bien por delante o bien por detrás.
Tras la proclamación de Rubalcaba como candidato en julio y el posterior anuncio del adelanto electoral al 20-N, Griñán volvió a resistir a las presiones del candidato que, a toda costa, quería una convocatoria conjunta porque, ya por entonces, pensaba más en el día después que en la propia cita electoral.
El presidente andaluz, que a punto estuvo hace unos meses de tirar la toalla en pleno caso de los ERE, vuelve a salirse con la suya, una vez más, consciente de que en Andalucía los socialistas se juegan el último cartucho y de que puede ser traumática la salida la Junta tras más de 30 años en el poder.
No sólo las encuestas apuestan por una histórica victoria de los populares en Andalucía. Lo ocurrido en el mes de mayo, donde fueron desalojados de numerosas alcaldías, así como lo que acaba de pasar en las generales, encaminan al PSOE-A al precipicio de las urnas.
Griñán, por si acaso, ha sido uno de los barones que ha apostado ya por Rubalcaba, no vaya a ser que haya más futuro en Madrid que en Sevilla.
Los populares andaluces están hartos ya de tantos dimes y diretes en torno a la fecha de las próximas elecciones autonómicas.
EL SUSTO DEL PP
En el PP andaluz no dan crédito a un retraso que vaya hasta abril. Sí admiten que las elecciones no podrán celebrarse el 4 de marzo, como está previsto, pero apuntan a un ligero aplazamiento que podría llevar los comicios al 18 o a lo sumo el 25 de marzo.
Poca importancia le dan porque ellos, según declara, «están preparados» para cuando José Antonio Griñán, el único facultado para esta función, ponga la fecha que a él más le interese.