Frente a Pepe Griñán, el PP liderado por Arenas, que por fin se enteraba de qué iba la película: Oposición dura y sin contemplaciones
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«En Andalucía no habrá alternancia en el poder, porque eso es imposible cuando un partido lleva tanto tiempo gobernando. Aquí se producirá un desmoronamiento del Régimen que se llevará por delante a mi partido, que nos hundirá en la miseria y que impedirá el regreso al poder en un periodo de tiempo más largo del que mis propios compañeros piensan…»
Todavía gobernaba Chaves con una mayoría absolutísima en el Parlamento de Andalucía y el viento de las encuestas a su favor cuando un socialista de la vieja guardia, formado pero no uniformado, fue capaz de predecir lo que está sucediendo ahora mismo.
Cuenta Francisco Robles en ‘ABC‘ que todo comenzó un Domingo de Ramos y todo puede terminar un Domingo de Pasión.
El calendario litúrgico ayudaría en este caso a establecer parábolas y alegorías para alumbrar los hechos. Aquel Domingo de Ramos del año 2009 se filtró la noticia que sacudió los cimientos del Régimen: Chaves regresaba a Madrid.
Porque lo de Chaves como presidente de la Junta fue una imposición de Felipe González, su mentor político, que lo obligó a ocupar un cargo por el que no sentía ninguna afición.
Ahora era Zapatero quien lo despojaba de su poder virreinal para convertirlo en vicenada de un Gobierno que ya estaba dando sus primeros tumbos por culpa de la crisis.
Esa crisis fue, precisamente, el primer golpe que había recibido el Titanic andaluz en su casco.
Como si fuera un iceberg que escondía la cruda realidad andaluza, la aparición de la crisis puso en peligro la tupida red clientelar que le servía al PSOE para controlar casi todos los resortes de la escuálida sociedad civil andaluza.
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