Aunque a Pablo Iglesias le parezca que en Madrid se vive mucho mejor con Carmena —¿’Las mañanas de Cuatro’ o ‘El Club de la Comedia’? Iglesias dice que «con Carmena, Colau y ‘Kichi’ las cosas están mucho mejor»–, lo cierto es que la alcaldesa podemita acumula ya numerosos sectores en pie de guerra con sus ocurrencias de diversa índole.
Una de las voluntades de Carmena que más quebraderos de cabeza está trayendo es la de limitar el tráfico en el centro de la capital y permitirlo solo para residentes, carga y descarga y transporte público. Esto ha terminado de poner en pie de guerra a algunos de los empresarios de restauración que podrían verse afectados por ello.
El diario ABC realiza un reportaje visitando cuatro míticos locales de Madrid como LHardy, Botín, Casa Lucio y La Posada de la Villa, y concluye que son empresarios temerosos de que «algún local del distrito Centro termine por arruinarse».
«Es nefasto», «hace mucho daño» y, además, se acomete sin consultar a los afectados.
La periodista María Isabel Serrano charla con Daniel Marugán Novo, séptima generación de Lhardy, que se queja de la nueva idea de Manuela Carmena:
«Quieren apostar por el peatón y la bicicleta. Perfecto. Yo entendería el cierre del tráfico si no tuviéramos el parque del Retiro. O, si me apuran, la Casa de Campo y el parque del Oeste». Reconoce que « desde que, a finales de septiembre, se cortó el tráfico los domingos entre Atocha y Cibeles, hemos notado anulación de reservas para la comida. La gente da muchas vueltas y se queda atrapada en verdaderas ratoneras por las calles colindantes al tramo del paseo del Prado que se corta». «Como es lógico -añade Marugán-, lo importante es la clientela, que vengan a nuestra casa, pero nos hacen mucho daño porque, además, somos historia pura de la ciudad. Si estuviéramos en París, Londres o Nueva York se nos mimaría más».
CARMENA, LA REINA DE LAS OCURRENCIAS, HACIA EL CAOS EN MADRID
La alcaldesa resultante de las últimas elecciones de mayo de 2015 en Madrid aún sin ser la lista más votada, está siendo un auténtico espectáculo.
Primero fueron los escándalos de varios de sus concejales, sin haber llegado a tomar posesión de sus cargos en el ayuntamiento —La prensa exige a la podemita Carmena y al PSOE que echen a patadas al antisemita Zapata–; después algún que otro enfuche —El padre, la madre y la asaltacapillas Rita Maestre, colocados todos en el Ayuntamiento de Madrid–; y luego llegaron las ideas fantásticas: proponer que las madres barrieran los colegios de los hijos; que los universitarios hicieran lo propio como voluntarios en las calles de Madrid —‘Titulaciones Carmena’: quiere que los universitarios ayuden a barrer Madrid–; cerrar las terrazas de los negocios del centro de Madrid —¡Marchando otra ronda de populismo! Carmena la emprende con las terrazas de los bares–; y otras genialidades sin categoría posible —La ‘ciudad de los cuidados’ de Carmena: buscarle palacete a sus okupas mientras deja morir a los mendigos–.
