Le han roto por la mitad su pomposa guía para informar sobre la prostitución. Poco le ha durado a la alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, que su publicación para abordar periodísticamente el fenómeno de las trabajadoras del sexo estuviese libre de críticas.
Lo curioso del caso es que el ataque más duro y directo le ha venido precisamente de las propias prostitutas que le han dicho alto y claro que se ocupe en todo caso de defender las condiciones del sector, pero que se deje de etiquetas buenistas.
Las prostitutas no quieren que los periodistas se refieran a ellas en sus artículos como «mujeres en situación de prostitución» ni a los clientes como «prostituidores o puteros». Desde el colectivo Hetaria y la Agrupación feminista de trabajadoras del sexo (AFEMTRAS) aseguran sin rubor alguno que:
Las trabajadoras del sexo somos prostitutas, putas, meretrices, no deberían colgarnos ningún otro cartel. Las fontaneras son fontaneras y no mujeres en situación de fontanería.
Añaden que:
Las opiniones de la alcaldesa no representan las diferentes sensibilidades. Es terrible escuchar a la Asociación de la Prensa de Madrid hablar de lenguaje discriminatorio. Discriminatorio es que un sector del Ayuntamiento no quiera escuchar a las trabajadoras del sexo. Eufemismo es no permitir que las mujeres, en este caso putas, se autodenominen como deseen. Es decir, las trabajadoras del sexo somos esto, trabajadoras del sexo, prostitutas, putas, meretrices. Así es como nos nombramos y autonombramos las mujeres que estamos organizadas y exigiendo derechos laborales y sociales desde hace años. Todas estas palabras para enfrentarnos al estigma que pesa sobre nosotras. Consideramos que personas ajenas a nuestra actividad no deberían colgarnos ningún otro cartel, como por ejemplo, mujeres en situación de prostitución.
Aclaran que:
Es decir, que las fontaneras son fontaneras y no mujeres en situación de fontanería porque nuestro oficio es un trabajo, aunque a algunas personas no les guste. Ni necesitamos que nadie nos denomine víctimas de trata» cuando no sea cierto. Nos decepciona enormemente que un Gobierno local que presumía de respetar la diversidad y de querer gobernar para las poblaciones más vulnerables, nos ofrezca más de lo mismo, de lo que ya conocemos y no nos beneficia.