Según los historiadores de la antigua Unión Soviética, el comunismo asesinó a 20 millones de personas
Que en 2017 alguien celebre la revolución de un régimen genocida parece una broma pesada pero eso es lo que ha hecho el concejal de Economía del Ayuntamiento de Madrid, el comunista Carlos Sánchez Mato al perpetrar un tuit en homenaje a la revolución rusa de 1917: «Que el centenario de la más hermosa revolución de la historia, sea estímulo para la construcción de fraternidad internacional».
Feliz 2017. Que el centenario de la más hermosa revolución de la historia, sea estímulo para la construcción de fraternidad internacional ✊ pic.twitter.com/PaZfotLxN9
— Carlos Sánchez Mato (@carlossmato) 31 de diciembre de 2016
El tuit viene a cuenta de que el coordinador general de Izquierda Unida, Alberto Garzón, escribió una carta para felicitar a su militancia un «combativo 2017» y para pedirles que sigan manteniendo los ideales que definen a su organización y no caigan en la trampa de querer comportarse como una «izquierda amable y de orden» a cambio de visibilidad y aceptación.
Alberto Garzón augura un «combativo 2017» y pide huir de una «izquierda amable y de orden» https://t.co/6bYBWLzmh3
— EP Nacional (@EPNacional) 30 de diciembre de 2016
Las respuestas no se hicieron esperar:
Pues sí, estos son los que gobiernan el Ayto de Madrid.
La revolución rusa fue hermosa. Y el gulag, las hambrunas y la dictadura, también. pic.twitter.com/M19CLAMh5o
— Percival Manglano (@pmanglano) 1 de enero de 2017
Apología del terror, del genocidio y del asesinato de masas desde la cúpula el Ayuntamiento de Madrid. ¡Olé! pic.twitter.com/7SlIXTnux4
— Hermann Tertsch (@hermanntertsch) 1 de enero de 2017
El «Libro negro del comunismo» cifra en cien millones los muertos por represión en los distintos regímenes comunistas. De ellos, dos tercios (65 millones de personas) perdieron su vida en China, especialmente durante las dos oleadas re represión masiva, La Revolución Cultural y el Gran Paso Adelante.
Le sigue la Unión Soviética, con un genocidio de 20 millones de personas, a lo que hay que sumar otros dos millones de muertos a manos del Gobierno en Camboya, otros tantos en Corea del Norte, 1,7 en África, 1,5 en Afganistán, un millón de personas en la Europa del Este y varias decenas de miles en Iberoamérica.
Ser comunista en 1917 podía ser idealismo. Incluso en 1937, entre incultos o canallas. Serlo hoy es cinismo y desprecio a la vida humana.
— Hermann Tertsch (@hermanntertsch) 1 de enero de 2017
Según los historiadores que han compilado críticamente los datos que se conocían entonces, más el resultado de la investigación en los archivos de la antigua Unión Soviética, los 20 millones de muertos a manos del comunismo sólo en Rusia, se debe principalmente a la represión de la rebelión de trabajadores y agricultores opuestos a la socialización, entre 1918 y 1922, la deportación de los cosacos en 1920, la aplicación del primer sistema de campos de concentración de la historia, el Gulag, de 1918 a 1930, o la muerte de 6 millones de ucranianos y otros ciudadanos en áreas de actividad del ejército blanco durante la «gran hambre» inducida por el Gobierno, de los años 1932 y 1933.