Cristina Cifuentes y su jefa de gabinete Marisa González van a muerte contra Granados

Thelma y Lousie contra Paco en versión española

Thelma y Lousie contra Paco en versión española
Marisa Casado, Paco Granados y Cristina Cifuentes. IF

Esto es como ‘Thelma y Lousie’, pero en versión española y con tíos que no se llaman John sino pura y simplemente Paco.

Asegura Silvia Armesto este 19 de febrero de 2018, en Informalia, que la madrileña Marisa González es la persona que ha gestionado el tsunami que Francisco Granados lanzó contra su jefa, señalándola como amante de su antecesor, Ignacio González.

También da por seguro la periodista que ha sido gracias a la habilidad de la mano derecha de Cristina Cifuentes en asuntos de comunicación tan peliagudos como éste, el ningún medio de comunicación haya entrado a saco en la ‘supuesta’ relación amorosa entre Cifuentes y Gonzalez, de la que habó Granados.

Ahi, siguiendo lo que ya es una costumbre periodística, la profesión ha preferido abstenerse, usar adjetivos como ‘machista’ o ‘miserable’, y emplear como un la historia contra quien la lanzó.

Aunque la jefa de prensa de Cifuentes hubiera sido una patosa, nadie en España hubiera chapoteado en algo tan personal y ajeno a lo esencial. No es la costumbre.

Cristina Cifuentes nunca terminará de agradecer a su querida Marisa González su apoyo durante la que fue la peor época de su vida: tras el grave accidente que el 20 de agosto de 2014 estuvo a punto de costarle la vida.

Fueron días de parches de morfina y mucha rehabilitación. Marisa González Casado, hoy jefa del Gabinete de la presidenta, está con Cifuentes desde que ocupaba el puesto de delegada del Gobierno en la capital.

Hoy, la periodista de 51 años es tan amiga de su jefa, la presidenta de la Comunidad de Madrid, que hay gente que desde hace tiempo las llama Telma y Louise, en alusión a la célebre película de Ridley Scott protagonizada por Susan Sarandon y Geena Davies, allá por 1.991.

Por entonces, Marisa ya estaba política. Entró a trabajar hacia 1.989 en el gabinete de prensa de Alberto Ruiz-Gallardón, el mismo que casi un cuarto de siglo después prescindió de sus servicios cuando fue nombrado ministro de Justicia por Mariano Rajoy.

Era diciembre de 2011 y en menos de dos semanas la entonces delegada del Gobierno en Madrid, Cristina Cifuentes, la recogió y la fichó solo dos semanas después. Marisa había sido la artífice del cambio de imagen de Gallardón, su jefe en el ayuntamiento, la comunidad o el senado, tanto en etapas de Gobierno como en la oposición.

Durante 24 años, Marisa transformó a Gallardón en un político centrado, con apariencia menos conservadora de la que podía esperarse del yerno de José Utrera Molina, ministro y vicepresidente en diferentes gobiernos de Franco, fallecido en 2017 a los 91 años.

Curiosamente, fue abandonar a Marisa y convertirse en la cara más ultraconservadora del Ejecutivo de Rajoy, hasta el punto de caer defendiendo una ley del aborto tan a la derecha que fue desautorizado por Moncloa y dejó la política.

Marisa es madre de tres hijos, está separada de su primer marido, se lleva bien con el segundo y en la actualidad está con un periodista de El Independiente.

Ella es quien ha conducido a su jefa por tertulias y vericuetos mediáticos hasta convertirla en una republicana de derechas, con no más carga conservadora que la que pueden soportar sus socios de Ciudadanos, un híbrido parecido a Gallardón antes de que se hiciera antiabortista radical y le pillaran en el entierro del padre de su mujer viendo cantar el Cara al Sol a unos exaltados junto a una nieta de Franco.

Marisa ha sabido una vez más manejarse bien en una crisis como la que ha provocado la declaración de José María Granados y según la cual, al margen de las presuntas implicaciones de Cifuentes con la caja B del Partido Popular, fue señalada como amante de Ignacio González.

Una querella fulminante contra el que fuera secretario general del PP en Madrid y el mantra de que se trataba de una miserable maniobra machista del presunto corrupto han neutralizado de momento el tsunami gracias también a un peregrinaje de la presidenta por distintos medios para defender su honor, repeler el golpe y escenificar su indignación en multidifusión.

Gracias a la maestría de Marisa, la mano derecha de Cifuentes, el ataque perpetrado por Granados es puro machismo, además de una cerdada.

Pocos han reparado en que la presunta calumnia de Granados llevabaaprejada a la vez la implicación de Ignacio González, tan casado con su mujer como Cifuentes con su marido. Injuria y calumnia, sí, pero ¿machismo?

Dicen que éste es solo uno de los charcos del que ha sacado Marisa a su jefa; charcos mediáticos, se entiende, porque del otro la sacará la Justicia, como corresponde.

La directora de Gabinete de la Presidenta de la Comunidad estaba allí, en la sombra, cuando la dimisión de Esperanza Aguirre de la Presidencia del PP de Madrid abrió camino a Cifuentes, a la vez que Cristina aparecía como azote contra la corrupción desde dentro del PP, aun siendo la sucesora de Ignacio González, y de su mismo partido.

Cierto es que Cifuntes no solo ha contado con su Marisa para hacerse con el poder del PP en Madrid: la inestimable ayuda de los tribunales ha jugado un gran papel a su favor. Al menos, hasta ahora.

CONTRIBUYE CON PERIODISTA DIGITAL

QUEREMOS SEGUIR SIENDO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN LIBRE

Buscamos personas comprometidas que nos apoyen

COLABORA

Lo más leído