Quedan cuatro monos y de los cuatro dos son infiltrados de la Guardia Civil… ¿a quién quieren engañar?
Ni alto el fuego ni gaitas. A estas alturas lo único que se espera ya de ETA es un arriba las manos y un abajo las armas.
Como subraya Ignacio Camacho en ABC -«Pantomima«- quedan cuatro monos y de los cuatro dos son infiltrados de la Guardia Civil… ¿a quién quieren engañar?
Si pretenden dejarlo por dosis, poquito a poco, ya deberían saber que nadie tiene interés por otra dosis que no sea la última. Y si tratan de abrir camino electoral a sus cómplices batasunos, no es creíble que sean tan ingenuos de creer que va a bastar con un gesto así.
Eso ya no vale ni para «consumo interno», como decía Rubalcaba cuando trataba de justificar el visible rearme de la última tregua. Esta pantomima ya no se la cree ni Zapatero, que lleva meses -años, en realidad- soñando con lo que aún constituye su gran esperanza.
Nunca un anuncio de tregua etarra había despertado menos expectativas ni más escepticismo. Hasta los más benévolos con su causa se sienten decepcionados por la cicatería de la concesión. La llamada izquierda abertzale -es decir, el brazo político de ETA según la doctrina del Supremo… y del juez Garzón antes de que se desmintiese a sí mismo- necesita una manifestación más contundente para siquiera plantear -que no para obtener, eso es otro cantar- su eventual legalización antes de las elecciones locales que tanto le interesan.
Ellos, los batasunos, deben ser los más decepcionados por este comunicado paupérrimo en el que los terroristas persisten en mantener su pantomima militar. No les vale ni para aliviar la presión, y eso que hay quien está loco por encontrar un pretexto para aliviársela.
Por mucha escenografía siniestra que exhiba, por mucha boina y verduguillo -qué palabra tan exacta- con que se disfracen sus escasos cabecillas, ETA está exánime, arrinconada, agujereada, huérfana de apoyo político y en clara extinción. Sigue teniendo capacidad de hacer daño porque nada hay más fácil que matar sin motivos a un hombre desprevenido, pero aun así le cuesta ya trabajo organizar un atentado con posibilidades de escapatoria.
No le queda más salida que la rendición, y cuanto más tarde peor será el horizonte que espere a sus últimos irreductibles.
El tiempo juega en su contra y esta estrategia de cuentagotas está muy vista y resulta de lo más aburrido. De todos modos, el mensajillo de los encapuchados viene a ser una lección para los que tienen demasiada prisa. Prisa por presentarse a las elecciones y prisa por encontrar una baza política para tratar de salvar el mandato.
Hay mucha gente y muchos vendedores de humo enredando bajo cuerda en un toma y daca que si no es una negociación se parece mucho, y aquí ya no queda por negociar más que el día y la hora de la entrega de armas sin contrapartidas previas.
Todo lo demás, como en Hamlet, es silencio. Silencio y firmeza, porque si a uno le engañan una vez es culpa del engañador, pero si le engañan dos veces es culpa suya.
EL VÍDEO
En el vídeo se puede ver a tres militantes de ETA con los rostros cubiertos, delante del anagrama de esta organización y enseñas vascas.
Uno de ellos, una mujer lee:
«ETA se reafirma en el compromiso con una solución democrática para que, a través del diálogo y la negociación, los ciudadanos vascos podamos decidir nuestro futuro de forma libre y democrática». Además, al Gobierno español para establecer los «mínimos democráticos necesarios».
«ETA se reafirma en el compromiso con una solución democrática, en el compromiso con una solución democrática para que, a través del diálogo y la negociación, los ciudadanos vascos podamos decidir nuestro futuro de forma libre y democrática. Si el Gobierno de España tiene voluntad, ETA está dispuesta, hoy igual que ayer, para acordar los mínimos democráticos necesarios para emprender el proceso democrático»
Antes de que se hiciera pública la decisión de ETA, el Gobierno ya había anunciado que el único anuncio que esperaba de ETA era el que dijese que dejaba las armas y abandonaba definitivamente la violencia.
ETA sitúa todo ello en la situación de encrucijada que, a su juicio, vive Euskal Herria:
«Agotado el marco autonómico, al Pueblo Vasco le ha llegado la hora de realizar el cambio político, el momento de construir para Euskal Herria el marco democrático, siguiendo el deseo de la mayoría de la ciudadanía vasca».