El incidente pudo pasar desapercibido para los pasajeros al producirse a una altura de 7.000 pies
El viernes 3 de diciembre un avión de Iberia y un helicóptero militar de las Fuerzas Aeromóviles del Ejército de Tierra (Famet), con base en Colmenar Viejo, estuvieron a punto de colisionar en el cielo a 7.000 pies de altura en el punto Tobek.
La aeronave de pasajeros, un Airbus 320, realizaba las labores de proximación al aeropuerto de Barajas cuando se interpuso en su trayectoria el helicóptero. Así lo ha relatado a La Gaceta un controlador del centro de Torrejón de Ardoz y así ha podido confirmarlo también este diario directamente de unpiloto de la aerolínea española.
Este incidente, catalogado como de Clase A en el argot de los profesionales de la aviación, terminó de hundir la moral de los controladores, que, minutos antes, habían recibido del sindicato USCA la confirmación de que el Consejo de Ministros había aprobado el decreto que se temían.
Siempre según la versión del citado controlador, que prefiere permanecer en el anonimato para evitar «aún más represalias», apenas 10 minutos después del cambio de turno de las 15.00 horas «se produjo un incidente de Clase A, como lo llamamos nosotros, y que, por fortuna, no se da todos los días, porque, en ese caso, el riesgo de colisión es bastante elevado» (…)
«La culpa la tuvimos los controladores, que, en ese momento, con toda la presión a la que nos estábamos viendo sometidos, no nos sentíamos competentes para desempeñar nuestro trabajo».
Es por lo que, de manera escalonada, 61 profesionales de los 2.409 que integran el colectivo, decidieron acogerse al artículo 34.4 de la Ley de Seguridad Aérea en virtud del cual el personal aeronáutico «tiene la obligación de abstenerse de ejercer dichas funciones y de realizar tales actividades en caso de disminución de la capacidad física o psíquica requerida» y que el decreto del viernes 3 de diciembre ampliaba en los siguientes términos:
«El personal de control al servicio de AENA, que aprecie dicha circunstancia, deberá someterse de manera inmediata
a reconocimiento por parte de los Servicios Médicos que facilite la Entidad, quienes verificarán la concurrencia de la misma, y determinarán si ello ha de dar lugar al apartamiento de su puesto de trabajo».
«¿De qué médicos hablan?», se pregunta el controlador que denuncia los hechos a La Gaceta y que demuestra a este diario con documentos absolutamente confidenciales que el cierre del espacio aéreo se produjo a las cuatro de la tarde, hora local española, y no a las seis, como sostiene el Ministerio de Fomento.
«La decisión estaba tomada de antemano. Antes de que a la dirección de AENA le llegaran nuestras cartas acogiéndonos al artículo 34.4, el Gobierno ya había dado instrucciones al respecto. Resulta sospechoso que en Recursos Humanos de AENA se mostraran tan solícitos durante el rato que tardamos en redactar y enviar nuestros documentos».
El incidente pudo pasar desapercibido para los pasajeros -al producirse a una altura de 7.000 pies-. Sin embargo, marcó el estado de ánimo del controlador que, en ese momento, realizaba el seguimiento.
Originalmente publicado en La Gaceta.