Lo de Dolores Delgado tiene mérito y pasará a la Historia. O por lo menos a las hemerotecas: va a ser el tercer ministro del socialista Pedro Sánchez obligado a dimitir (Ni siquiera Ferreras se quema defendiendo a la ministra Delgado y eso que si cae se le pondría muy difícil sostener a Sánchez ).
Y en un tiempo record: apenas 100 días (Los 5 momentos más morbosos de la ministra en la comida con Garzón y Villarejo: tiene que dimitir ).
Casada con el fotógrafo Jordi Valls y con dos hijos, por lo que fue siempre muy conocida es por su estrecha relación con el entonces juez Baltasar Garzón (‘La comilona del Rianxo’: Lola, Villarejo, ‘El Gordo’, Garzón y dos comisarios del montón).
Da la impresión de que la relación entre ambos sigue siendo muy cercana, aunque no como en tiempos pasados. Garzón, que se presenta en sociedad como defensor de ‘causas humanitarias‘, se ha forrado literalmente desde que fue expulsado de la carrera judicial en febrero de 2012 por las escuchas ilegales del caso Gürtel.
En junio de ese mismo año creó Ilocad, un despacho de abogados que no ha dejado de crecer desde entonces. En su primer año en funcionamiento facturó 185.152 euros.
En 2013 sus ingresos ya se habían disparado hasta los 2.486.667 euros. Y en 2017, el último ejercicio declarado, facturó 5.378.724 euros y ya sumaba activos por valor de 4 millones. En total ya han entrado en la caja de su despacho 14,1 millones de euros.
Garzón es en estos momentos el abogado defensor de García Castaño ‘El Gordo’. En medios policales, sobre todo entre era banda de comisarios que se ‘engrasaba el bolsillo‘ a la sombra del ahora apestado José Villarejo, la actual ministra era conocida como ‘La Lola’ (La Audiencia Nacional investiga si el exjuez Garzón también cobró del excomisario Villarejo).
Es así, como se refieren a ella Villarejo, el exmagistrado Garzón, el entonces director adjunto operativo (DAO) de la Policía Nacional, Miguel Ángel Fernández Chico, y dos mandos policiales adjuntos al DAO de aquella época -Enrique García Castaño, alias ‘El Gordo‘ y Gabriel Fuentes-, durante la pringosa comilona que se pegaron todos ellos el 23 de octubre de 2009 en Madrid, en el restaurante Rianxo, en el número 47 de la madrileña calle Raimundo Fernández Villaderde.
Dolores Delgado fue una de las cinco personas invitadas al opíparo almuerzo que el onmipresente Villarejo pagó a tocateja y con billetes de 500 euros para festejar la medalla al mérito que le acababan de conceder por nadie sabe que razones (La picante grabación sobre sexo entre la ministra Delgado y el excomisario Villarejo la deja al borde de la dimisión).
Lo que soltó la actual ministro y dijeron sus compañeros de mesa, fue recogido en un dispositivo de grabación que el comisario Villarejo activó sigilosamente minutos antes de llegar al restaurante. Y que después, fiel a su psicopática costumbre, marcó, identificó y guardó en otro dispositivo eléctrónico.
La camaradería entre la ministra, Villarejo y sus amigotes llega a tal punto que los mandos policiales se dirigen en varias ocasiones al entonces magistrado de instrucción de la Audiencia Nacional y a la fiscal con los motes cariñosos de ‘Lola‘ y ‘Balta‘, lo que desmonta aun más si cabe, la mentirosa versión que lleva dando desde hace bastante días la todavia ministra de Justicia.
La hoy ministra bromea abiertamente sobre sexo, comenta asuntos judiciales y policiales ‘reservados‘, y tiene conversaciones sobre asuntos de índole íntimo y familiar con Villarejo, el resto de los comisarios y su compañero Garzón, con quien posteriormente aparecería hasta en cacerías.
Suena fuerte, pero el comenatrio más extendido este 24 de septiembre de 2018, tanto en la Audiencia Nacional como en medios policiales, es que a ‘La Lola’ ‘le huele el culo a pólvora’.
Se da por supuesto que su dimisión como Ministra de Justicia es inevitable y hay quien bromea diciendo que todo este renredo es un alivió para Pedro Sánchez, porque servirá al menos para que el perosnal deje de hablar un par de semanas del ‘Doctor Fraude’, sus tesis doctorales, libros y plagios.
El PP prepara su reprobación y varios grupos políticos hablan ya de ‘dimisión’. Sería la tercera cuando el Gobierno Sánchez no ha llegado todavía a su cuarto mes de mandato.
Pero, ¿quién se esconde detrás del personaje?
Dolores Delgado nació en Madrid el 9 de noviembre de 1962. Quería ser periodista pero un familiar le aconsejó que estudiara Derecho porque eso le permitiría ser periodista o lo que quisiera.
Y Dolores hizo caso. Se matriculó en la universidad Autónoma de Madrid y allí recibió la licenciatura. Completó su formación con un Master en Derecho comunitario por la Escuela de Práctica Jurídica de Madrid y la Universidad Complutense de Madrid.
La trayectoria profesional de la ministra de Justicia es muy lucido. Fue fiscal, especialista en terrorismo yihadista de la Audiencia Nacional. Coordinadora Antiterrorista, miembro del Consejo Fiscal, de 1989 a 1993 estuvo destinada en la Fiscalía del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña.
El mismo año entró a formar parte de la Fiscalía Especial Antidroga en la Audiencia Nacional y permaneció hasta 2004. Entre 2006 y 2007, estuvo adscrita a la Fiscalía General del Estado como Portavoz de la Unidad Especial de Apoyo al Fiscal General. También fue fiscal de apoyo en la Corte Penal Internacional (2011) y vocal por la Unión Progresista de Fiscales en el Consejo Fiscal de la Fiscalía General del Estado (2018).
¿Y todo eso para qué? Pues para nada, por sus indiscreción y la maldad del excomisario Villarejo, quien en su celda de la cárcel de Estremera estará a estas horas echándose las manos a la cabeza, porque lo suyo se pone cada día peor.