Policías conchabados con terroristas

El Bar Faisán, uno de los mayores escándalos de la democracia

Los policías del chivatazo a ETA despistaron a la Guardia Civil

Que unos policías sea cómplices de una banda que asesinó a 880 personas, entre ellas, 190 policías, es una perversión infame de las instituciones del Estado

El caso del chivatazo a ETA y el Bar Faisán apesta. Ahora se sabe que los policías, conchabados con los etarras, despistaron a la Guardia Civil con datos erróneos. Que unos policías sea cómplices de una banda que asesinó a 880 personas, entre ellas, 190 policías, es una perversión infame de las instituciones del Estado.

Según cuenta El Mundo, el juez Fernando Grande Marlaska consideró que era un caso de extrema gravedad: policías, siguiendo órdenes de superiores políticos, conchabados con etarras. Y el instructor entendió que, implicando a la Guardia Civil, se podía avanzar con mayor celeridad en el esclarecimiento de uno de los mayores escándalos policiales de la democracia. Y ordenó a ambos cuerpos que, por separado, elaboraran un informe sobre el tráfico de llamadas la mañana en que el presunto etarra Joseba Elosúa recibió la delación.

  • La Policía sabía perfectamente el margen horario en que se produjo la maniobra policial. El equipo dirigido por el inspector jefe Carlos G. facilitó a sus compañeros de la Guardia Civil una franja horaria en la que se produjo, según ellos, el chivatazo. Pero esa franja horaria era posterior al momento en que los agentes investigadores sabían que se había producido. Es decir, como consecuencia de los datos entregados por Carlos G. y sus hombres, la Guardia Civil elaboró un informe que remitió al juez sobre el tráfico de llamadas, pero en un horario que no era el que el magistrado había pedido y que no incluía el momento en el que se presume que se produjo la alerta policial a ETA.

 

  • Posteriormente, tras incorporarse Baltasar Garzón al juzgado, la Guardia Civil fue apartada de las investigaciones por orden de este magistrado. Todas las pesquisas quedaron en manos del investigador Carlos G., al que los sindicatos policiales insinúan que pudo tener alguna relación directa con los hechos investigados. De hecho, este inspector jefe estaba al frente del equipo policial que investigaba la trama de extorsión de ETA que fue beneficiada con el chivatazo.

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