El acusado de quemar a su novia e hija tardó «más de una hora» en trasladarlas al hospital, según un médico

El acusado de presuntamente quemar a su novia y a la hija de ésta tardó «más de una hora» en trasladarlas desde la vivienda familiar en Ingenio hasta el Hospital Universitario Insular en Las Palmas de Gran Canaria, según afirmó hoy un médico del servicio de urgencias, a quien le llamaron la atención «muchas cosas», al igual que a otros miembros del personal sanitario del centro.

La Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Las Palmas acogió hoy la segunda jornada del juicio contra E.J.R.C., para quien la Fiscalía pide 32 años de cárcel por dos supuestos delitos de asesinato en grado de tentativa y dos delitos de malos tratos no habituales en el ámbito familiar. Por su parte, la acusación particular reclama 43 años de prisión al sumar dos delitos de detención ilegal.

Así, tras 25 años de profesión, el doctor confesó en su declaración como testigo que le extrañó que el día 10 de octubre de 2006 el procesado llegó al hospital en su propio vehículo con su entonces pareja, Antonia Cabrera –conocida popularmente como Toñi Cabrera, ex cantante del grupo Vibraciones y con la que llevaba cuatro meses saliendo–, y la menor –que entonces tenía 8 años de edad– con quemaduras importantes.

«Me llamó la atención toda la situación, muchas cosas», afirmó el médico, que destacó que «la niña no se quejara de las quemaduras y ninguna de las dos olía a quemado ni tenían el pelo chamuscado», como es «lo normal» si hubo una explosión de gas y «una bola de fuego», tal como sostiene E.J.R.C..

«NUNCA DIJO QUE LAS HABIA BAÑADO»

«Cuando hay quemaduras por fuego no sólo se quema el cuerpo, sino también el pelo y huele a quemado, pero ellas no olían a quemado ni tenían el pelo así», reiteró el especialista que atendió a ambas, así como aseguró que, tras analizar las heridas, entiende que «había transcurrido más de una hora entre las quemaduras y el traslado al hospital».

Además, le sorprendió que el acusado se dirigiera desde el domicilio familiar en el barrio de Carrizal, en Ingenio, hasta el hospital, en la capital, en su propio coche, no en ambulancia, y que «no se activara desde el 112 el protocolo» para este tipo de sucesos. De hecho, llamó a este teléfono de emergencias para pedir explicaciones sobre por qué no se había hecho así a fin de tener preparadas las salas.

«Lo normal en una situación de emergencias es que se active el protocolo. Atravesó gran parte de la isla en su vehículo y sin avisar al hospital, eso no es frecuente ni normal», incidió el médico, que también explicó que el acusado «nunca dijo que las había bañado con agua fría», como alegan las víctimas.

QUEMADURAS «MUY LOCALIZADAS»

Manifestó que ambas estaban en estado de shock pero concientes. Mientras la niña presentaba un porcentaje de quemaduras de leve a moderado, el de su madre era moderado a grave y también tenía un traumatismo en el brazo izquierdo. Posteriormente, se decidió el traslado de la mujer hasta el Hospital Universitario Virgen del Rocío en Sevilla, donde permaneció en coma 19 días.

Igualmente, incidió en que las quemaduras de las dos eran «muy localizadas» y no parecían producto de una explosión.

«HABIA ALGO QUE NO CUADRABA»

Todos los miembros del personal sanitario que atendieron a la niña y a su madre coincidieron en que ninguna de las dos tenía el pelo quemado ni olían a quemado, algo que es «raro, no es lo normal». No en vano, otra doctora que atendió a la madre confesó que el personal detectó que «había algo que no cuadraba».

«Me llamó la atención que la zona quemada de la mujer estaba limpia, como si la hubieran bañado», añadió, así como expresó que «tras una explosión muy grande, el agua fría puede producir más dolor».

Antonia Cabrera tenía las quemaduras «focalizadas y había zonas libres», según la médico, que hizo hincapié en que «una bola de fuego no discrimina nada en la superficie corporal», por lo que, si hubiera ocurrido una explosión de gas «le tenía que haber afectado también al pelo».

Otra especialista señaló que las dos víctimas sufrían quemaduras «por todo el cuerpo» que «no eran recientes». En concreto, en el caso de la mujer, tenía «la piel en carne viva, de color rosa».

UNA NIÑA «MUY VALIENTE»

Por su parte, la mujer que atendió a la niña en los primeros cuidado antes de trasladarla al Hospital Materno Infantil subrayó la actitud de la pequeña –que actualmente tiene 11 años–, que «era muy valiente, no se quejaba, parecía una adulta».

«Las heridas que sufrió son muy dolorosas, pero no expresó muestras de dolor», apuntó. Además, dijo que la niña le explicó que su madre estaba preparando café y les explotó la bombona. De hecho, ésta fue la versión que tanto Cabrera como E.J.R.C. manifestaron al personal del hospital y también durante el juicio.

No obstante, otro médico reiteró las palabras de sus compañeros sobre que ninguna de las dos «olían a quemado», a pesar de que, si se produjo un incendio durante un accidente doméstico en relación con la bombona de gas, «el olor a fuego siempre queda». De esta forma, consideró que había «una contradicción» en lo que decían con lo que pudo haber ocurrido.

Este profesional también quiso hacer hincapié en que «no es natural» que el acusado «no llamara desde el primer momento al 112 y solicitara una ambulancia». «No es lógico que tenga tiempo para bañarlas y no para llamar al 112», advirtió.

Además, estimó que tampoco es «normal» que, a pesar de la gravedad de las heridas de las víctimas, el procesado parase en una farmacia «para comprar una pomada».

Asimismo, otro de los enfermeros que atendió a la niña, dijo que E.J.R.C. permaneció «un buen rato» con ella durante su estancia en el Hospital Materno Infantil y que la menor «cambiaba su actitud cuando él estaba delante», ya que «le miraba y se callaba», cuando se le preguntaba sobre lo acontecido.

Añadió que, mientras los primeros días la niña estuvo «muy asustada», una vez que el acusado fue detenido, «empezó a contar otra versión» de los hechos a un familiar.

«MUY DOLOROSAS»

Los profesionales coincidieron en que, para las dos, las quemaduras «fueron muy dolorosas» y les pudo producir «un estado de shock».

En su declaración ayer durante el juicio, el hombre, acusado de quemar vivas a su novia y a la hija de ésta tras una discusión en su casa el 10 de octubre de 2006, alegó que fue «un accidente por una explosión fortuita de gas» que les dejó «la piel como mantequilla y se les deslizaba».

Rechazó que las encerrara en un pequeño habitáculo bajo la escalera de la casa y cogiera una bombona de gas e introdujera parte de la manguera por una rendija del referido habitáculo. Así pues, niega que, después de accionar el mecanismo de combustión, las comenzara a quemar.

«Nos dijo que íbamos a tener una muerte feliz, que era el sueño de Morfeo», afirmó, en cambio, su ex pareja, que compareció ayer ante la Sala.

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