Torres ha denunciado que alguien ha entrado en su despacho hasta en tres ocasiones
Diego Torres apenas abandona su casa por temor a la vigilancia a la que cree estar sometido. En un artículo de Doreen Carvajal en The New York Times —Strategy in Scandal Makes Spanish Duke’s Ex-Partner a Prisoner in Home— describe a Diego Torres como un antiguo «gurú del marketing» que ahora vive una situación de extrema tensión por su agresiva estrategia elegida para afrontar su imputación y la del duque de Palma en el conocido como caso Nóos, que incluye varios delitos, como el de fraude fiscal por valor de millones de euros.
El rotativo norteamericano alude al antiguo éxito de Diego Torres, que le llevó a edificarse una residencia a las afueras de Barcelona por valor de dos millones de euros, en la que ahora anda preso por la dimensión que ha cobrado el caso aún en investigación judicial.
The New York Times asegura que la casa de Torres se ha convertido en «un búnker», e incluso su abogado ha alertado a las autoridades españolas de que su despacho ha sido allanado en, al menos, tres ocasiones.
Personas implicadas en el caso Nóos, se han quejado en privado de haber recibido visitas intimidatorias de empleados del CNI, el servicio de inteligencia español, según relata el diario estadounidense.