El oficial de la Benemérita estaba de jefe del dispositivo de seguridad del registro en la Consejería de Hacienda

Teniente de la Guardia Civil: «Jordi Sànchez, el de la ANC, llamó a Trapero y me pasó el teléfono, pero me negué»

Relata a la juez Lamela cómo el presidente de la ANC hacía y deshacía: «Fue surrealista»

Teniente de la Guardia Civil: "Jordi Sànchez, el de la ANC, llamó a Trapero y me pasó el teléfono, pero me negué"
Independententistas catalanes de todos los colores acosan a la Guardia Civil. AD

La declaración del teniente de la Guardia Civil jefe del dispositivo de seguridad de la operación del pasado 20 de septiembre de 2017 demuestra cómo Jordi Sànchez, presidente de la ANC, se comportó como amo y señor del asedio a la comisión judicial que investigaba el referéndum del 1-O.

Los Mossos se lo presentaron por la mañana, cuando los manifestantes ya habían cercado la sede de la Consejería de Hacienda, en Barcelona.

«Sí, Jordi Sànchez habló conmigo para meter a los detenidos», declaró a la juez Lamela.

Lo sorpredente es que el presidente de la ANC ordenaba cómo y cuándo podían:

«Se haría un pasillo de 300 metros, con dos guardias pero siempre que fueran de paisano».

 Además, los arrestados no podían llegar esposados. El teniente de la Guardia Civil se negó:

«No era seguro meter asi a los detenidos, entre un pasillo formado por jubilados con un chaleco naranja».

Es más, Jordi Sànchez llamaba por teléfono a José Luis Trapero, mayor de los Mossos, para coordinar el operativo:

«Llamó a Trapero para ver cómo se podía solucionar, me pregunta quién soy yo, se lo dice, y me lo quiere pasar al teléfono. Le digo que no, que no tengo que hablar con el señor Trapero, que llame a mi general», relató el Guardia Civil, quien tildó la escena de «surrealista»:

«Yo hablaba con la intendente (de los Mossos), pero Sánchez estaba todo el rato ahí delante».

«¿Quién dirigía el pasillo, Sánchez o la intendente?», preguntó la jueza.

«El señor Sànchez, sí, sí. Era surrealista», respondió el agente de la Benemérita.

Cuando los guardias llevaban más de doce horas cercados, ya entrada la noche y terminado el registro, el presidente de la ANC les ofreció sacarlos «por el tejado».

También ofertó que la «letrada y el personal de paisano podían salir por el pasillo (formado por los voluntarios), y le pregunté por los de uniforme, pero me dijo que no».

Durante el asedio, alguien arrojó a los agentes un cono que estaba dentro de uno de los Patrol, por lo que se percataron de que habían accedido a los vehículos.

Inmediatamente avisaron a la intendente de los Mossos de que dentro «hay armas», que se lo comunicó a sus superiores.

«¿Ocurrió algo?», preguntó la juez Lamela.

«No», respondió el agente.

Los enajenados independentistas nada pacíficos que la Guardia Civil tiene que aguantar estoicamente

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