MINISTERIO DE FOMENTO DE ESPAÑA / Un inspector denigrado por denunciar irregularidades en las compañías aéreas

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Aviación Civil, en entredicho por corrupción, tráfico de influencias y falsificación de documentos públicos

Aviación Digital, Sábado, 12 de marzo 2005
El viernes 11 de marzo la Aviación Civil española tuvo una importante reunión en el Juzgado de lo Social número 19 de Madrid.

Altos cargos de Iberia, los últimos cuatro directores generales de Aviación Civil (José Bujía, Manuel Mederos, Enric Sanmartí, Ignacio Estaún y Manuel Bautista, el actual director) y Javier Aguado, el demandante, el único inspector de operaciones de vuelo que se ha atrevido a denunciar irregularidades en las grandes empresas, protegidas, siempre, por la Dirección General de Aviación Civil (DGAC).

Su celo profesional le ha costado numerosas sanciones y hasta dos despidos que nunca fueron aceptadaos por los jueces, que consideraban que Aguado sólo cumplía con su trabajo.

Este viernes se celebraba un nuevo juicio por acoso moral de la DGAC contra Aguado, que lleva más de dos años sin ejercer su profesión, denigrado a labores de auxiliar administrativo y, ahora, de baja por depresión. Los dos demandados eran Luis Rodríguez, subdirector general de Control de Transporte Aéreo de la DGAC y Victoriano Jiménez, jefe de Servicio de Operaciones de Vuelo, ambos conocidos por mover los hilos de la DGAC, a expensas de quien ocupe el cargo de director en ese momento.

Pero el juicio no se celebró. Lo que aconteció en el juzgado de lo social número 19 de Madrid era, con todo respeto, más propio de una película de los hermanos Marx. No se celebró porque al abogado de Javier Aguado le dio un ataque al corazón. Mientras los implicados esperaban para que les notificaran el aplazamiento, el elenco de altos cargos de la DGAC e Iberia charlaban amistosamente en una sala del juzgado.

Iberia y la DGAC

¿Qué hacían ahí altos cargos de Iberia? ¿Testigos? No. Se trataba, por ejemplo, de José Bujía, actual director de gestión de la Producción de Iberia, que fue director general de Aviación Civil o Javier del Campo, ahora experto técnico pero en su día alto cargo de Iberia. Lo que explica la connivencia entre el organismo del Estado y la compañía privada, que se veía importunada en numerosas ocasiones por los informes negativos de Javier Aguado.

A la DGAC, que le conviene mantener eas estrecha relación con Iberia de la que ambos se benefician, no le gustaban nada los informes de Aguado, por lo que le acababan pagando su trabajo con sanciones y despidos.

Éste, a quien siempre le ha dado la razón el juez, contaba el viernes con el apoyo de su compañero de oficio José María Rossell, que testificaría en su favor. La DGAC, para quien trabajan ambos, había intentado persuadir a Rossell para que no declarara, pero tras los ruegos de Aguado, finalmente, accedió. Tan poco les gustó la idea, según cuenta el propio Aguado, que en el mismo juzgado la parte contraria, es decir, sus jefes, le ofrecieron un aumento de sueldo. Hecho que denunció inmediatamente ante el magistrado el propio Aguado.

Pese a que el juicio no pudo celebrarse y quedó aplazado para el día 1 de abril, Periodista Digital habló con Javier Aguado, quien denunció el peligro que representa hoy en día volar en España, teniendo en cuenta la gran cantidad de irregularidades con que despegan los aviones cada día.




Javier Aguado, Inspector de Operaciones de Vuelo de la DGAC
«No es seguro volar en España, hay averías graves todos los días que ponen en peligro la vida de los pasajeros»

¿Qué juicio se iba a celebrar hoy?

Es un caso de tutela de Derechos Fundamentales. En otras palabras, acoso moral. Acuso de ello al jefe del servicio de operaciones de vuelo de la Dirección General de Aviación Civil (DGAC), Victoriano Jiménez, y al subdirector general de Control de Transporte Aéreo, Luis Rodríguez.

¿Desde cuándo le acosan y de qué manera?

Desde hace muchísimos años. Esto viene de los años 80. Me han puesto entre 10 y 12 sanciones y hasta me han despedido en dos ocasiones, pero la justicia siempre me ha dado la razón a mí.

¿Por qué le sancionaron?

Por denunciar responsabilidades de las empresas aéreas y de la Administración por ocultación de responsabilidades en dos accidentes aéreos. Ambos ocurrieron a principios de los años 90 y murieron varias personas.

¿Cuál es su función como Inspector de Operaciones de Vuelo?

Comprobar cómo vuelan por pilotos, ver cómo trabajan los Tripulantes de Cabina de Pasajeros (TCP) y comprobar el buen estado del avión. Básicamente asegurarme de que ese avión vuela con todas las garantías de seguridad. SI no las cumplen, elaboro un informe contra la compañía, que resulta sancionada.

¿Y hay muchas irregularidades?

Montañas de ellas cada día.

¿Son averías que ponen en peligro la seguridad de los pasajeros?

La ponen en peligro absolutamente. Sin ninguna duda. Cada día.

¿Me está diciendo que volar en España no es seguro?

No es seguro, y tengo pruebas para decirlo.

Es una afirmación muy grave.

Lo es, claro que lo es. Te pongo un ejemplo. En octubre de 2002, un piloto de un Airbus 320, en un vuelo Madrid-Vigo, denunció que uno de los motores, al despegar, se pasaba de temperatura. Un hecho muy grave que debería obligarle a tirar el motor abajo, porque al aumentar la temperatura se alonga y podría provocar una explosión al rozar con la carcasa. Pues al llegar al destino le pusieron cuatro vuelos más a ese mismo avión, todos ellos con pasajeros.

¿Cómo es posible, entonces, que le sancionaran, incluso le despidieran, por hacer su trabajo?

Precisamente eso es lo que les molesta. Hay muchos intereses en juego.

¿Cuáles? ¿Qué puede ganar Aviación Civil beneficiando a las compañías aéreas?

Eso yo no lo puedo afirmar porque no tengo pruebas. Pero está claro que nadie hace nada gratis.

¿Actualmente cuál es su estado en Aviación Civil?

Me sancionaron hace dos años, de nuevo, por detener un vuelo de Iberia con graves averías en la bodega. Desde aquel momento no me volvieron a dar ninguna inspección, he estado de brazos cruzados en mi despacho todo este tiempo. Bueno, me han dado cuatro o cinco trabajos de auxilliar administrativo, llevándole las maletas al otro inspector de la DGAV. Es completamente denigrante. Incluso, me han robado el carnet de inspector, he solicitado uno nuevo y desde hace meses no me lo hacen. No tengo carnet de inspector, actualmente.

¿Eso no es mobbing?

Precisamente, el juicio es por mobbing. Yo llevo ya quince días de baja por depresión, estoy con ganas de llorar todos los días.

Antes ha dicho “al otro inspector”, ¿es que sólo hay dos inspectores para todos los vuelos de España?

Sí, ahora mismo sólo hay uno, porque yo estoy de baja. Y antes tampoco hacía nada, como te he dicho, me tenían de brazos cruzados, sin permitirme trabajar.

¿Quiere decir que para supervisar todos los vuelos de España, sólo hay una persona?

Sí.

¿Y cómo puede inspeccionarlos?

...

¿Cuántos considera usted que debería haber?

Yo creo que, por lo menos, unos 70.

Asusta un poco.

Hombre, luego hay otros diez, que no son del Estado, sino de Iberia. Son técnicos expertos, nombrados por Iberia. Es decir, pilotos de Iberia que tienen más de 60 años, con lo que no pueden volar, y trabajan como inspectores.

¿Una compañía se inspecciona a sí misma? Imagino que no irán contra los intereses de su empresa.

A sí misma y a las demás compañías.

¿Cuáles son las averías más frecuentes?

Generalmente relacionadas con los equipos de navegación aérea, la electrónica, la estructura exterior y los motores.

¿Diría que la DGAC es corrupta?

En la DGAC hay corrupción, falsificación de documentos públicos y tráfico de influencias. Tengo pruebas de todo ello. Se lo he comunicado a la ministra y al mismo presidente del Gobierno, pero nunca hay respuesta.

A ver si me entero, si antes eran dos inspectores del Estado y a usted le sancionaban por denunciar irregularidades de las compañías... Ahora que está de baja sólo hay uno al que, encima, no sancionan, por lo que ¿él denuncia, también, las irregularidades?

Yo no puedo responderte a eso. Te diré que es una persona muy honrada y valiente, pero tiene familia y hay muchas presiones.