El PP está al borde de la mayoría absoluta en Andalucía, con una ventaja de 9,1 puntos respecto al PSOE en intención de voto
Encuesta tras encuesta, el desplome socialista se hace cada vez más evidente. Aumenta la desconfianza de los españoles en la gestión económica del PSOE, crece el rechazo a sus ‘medidas anticrisis’ y se dispara la impopularidad de Zapatero, su maltrecho líder.
Desde junio de 2010, cuando el CIS dio al PP una ventaja de 6,3 puntos sobre el PSOE, la caída socialista ha ido acelerándose.
En el barómetro del CIS del mes de octubre, la ventaja electoral del PP sobre el PSOE se sitúo en 7,9 puntos: una estimación de voto del 42,2% para el PP, frente al 34,3% que se le calcula al PSOE.
Desde el Gobierno se quiso endulzar estas cifras y Rubalcaba se escudó en que la encuesta se había realizado en el peor momento del Gobierno, esto es, días después de la Huelga General y antes de que se produjera lo que desde el Ejecutivo veían como la ‘salvación a todos sus males’: la remodelación de Gobierno.
Sin embargo, se ha demostrado que ni la salida de Bibiana Aído o Moratinos de sus respectivas carteras ministeriales ha conseguido levantar el vuelo del PSOE en las encuestas de cara a las próximas elecciones, ya que los sondeos siguen aumentando la ventaja de los populares.
Las encuestas que continúan publicando los medios de comunicación son unánimes en su pronóstico de victoria abultada del PP, muy por encima de los ocho puntos de ventaja que otorgaba el CIS, algo que hace desconfiar a las filas populares de los criterios técnicos y científicos del Centro para la elaboración de sondeos.
El diario El País publicó el pasado 5 de diciembre un nuevo sondeo, justo después de la derrota del PSC en las elecciones catalanas, que daba la ventaja más amplia jamás conseguida entre los dos grandes partidos: el PP 18 puntos por encima del PSOE.
En un estudio presentado por el socialista Alfonso Guerra en la revista «Temas para el debate«, situa ya al PP entre 13 y 15 puntos por encima.
La ‘marca PSOE‘ ya no vende. Ni siquiera en tradicionales feudos socialistas, como Castilla-La Mancha, Andalucía o Extremadura, donde los socialistas han copado los gobiernos autonómicos durante toda la democracia.
EL EFECTO CATALÁN
Cataluña fue la clave de la segunda victoria consecutiva de Zapatero en elecciones generales, en marzo de 2008.
Los 25 diputados que sumó el PSC-PSOE, del total de 47 que repartía aquella Comunidad Autónoma, fueron decisivos para que los socialistas se proclamaran ganadores en el conjunto de España, ya que solo en las provincias catalanas obtuvieron una ventaja de 17 escaños respecto al Partido Popular, y la diferencia final en todo el país fue de 15 parlamentarios (169 frente a 154).
Como explica Mariano Calleja en ABC, el particular «oasis catalán» de Zapatero se ha secado por completo, como se vio en las elecciones autonómicas del pasado 28 de noviembre (registró una caída de 8,5 puntos), por lo que el pinchazo del PSOE en su principal granero de votos de 2008 podría ser decisivo para que se produzca un vuelco electoral en los comicios de 2012.
Pero Zapatero no solo está naufragando en una de las comunidades más mimadas y cuidadas por su Gobierno desde que llegó a La Moncloa en 2004, como es Cataluña, sino también en otro feudo clásico del PSOE como es Andalucía.
En las elecciones generales de 2008, los socialistas obtuvieron allí 36 de los 61 escaños en juego entre las ocho provincias de la región.
Sumaron 11 diputados más que el PP, que se quedó en 25, con casi 13 puntos porcentuales por debajo de sus adversarios.
EL DESIERTO ANDALUZ
Andalucía, sin embargo, también está dando la espalda al proyecto político liderado por Zapatero, y más en concreto al que encabeza su presidente autonómico, José Antonio Griñán.
Esta semana, un demoledor informe demoscópico encargado por la Junta de Andalucía confirmaba el desplome del PSOE en esta Comunidad.
Según el barómetro del IESA (el CIS andaluz), el PP se situaría al borde de la mayoría absoluta en aquella región, con una ventaja de 9,1 puntos respecto al PSOE en intención de voto.
La caída de los socialistas en Cataluña y Andalucía, reflejada por el momento en el ámbito autonómico, ya sería suficiente por sí sola para situar al PSOE en la oposición en las próximas elecciones generales, previstas para marzo de 2012 si Zapatero decide no adelantar la convocatoria.
Entre estas dos regiones, el PSOE sumó 61 diputados, frente a los 33 del PP. Es decir, prácticamente dobló al principal partido de la oposición, con una diferencia de 28 parlamentarios en el Congreso.