Una vez más, los anuncios del presidente del Gobierno se topan con una realidad que escapa por completo a su control
El «gurú» de cabecera de Mariano Rajoy, el sociólogo Pedro Arriola, enfrió este 7 de marzo de 2011 la euforia de los populares ante la consulta electoral del 22 de mayo a pesar de los buenos augurios que marcan los sondeos.
Ese día, el comité de campaña del PP convocó en Génova a todos sus coordinadores regionales y provinciales así como a sus gerentes para una reunión de más de tres horas en la que se analizó la situación electoral del partido en toda España, se resolvieron dudas sobre el impacto de las medidas de austeridad que pactaron PSOE y PP y Arriola echó un jarro de agua fría a la hora de analizar los posibles escenarios postelectorales de las locales.
Dado que los comicios autonómicos no alcanzan al conjunto de España -Galicia, País Vasco, Cataluña y Andalucía, no renuevan sus gobiernos- son las municipales, por su ámbito nacional, las que marcan la diferencia entre uno y otro partido en número de votos.
Explica Cristina de la Hoz en ABC que Arriola vaticinó un práctico empate entre ambas formaciones, con una ventaja sobre los socialistas que puede ser de entre 1,5 puntos y 5, en el mejor de los casos, lo que constituiría esta última cifra «un gran resultado».
Recordó que desde 1995, PSOE y PP vienen a sacar resultados muy parecidos en número de votos en comicios locales, pero tranquilizó a los populares bajo el argumento de que, en ningún caso, los resultados de las municipales se pueden trasladar automáticamente a un escenario de generales, que no son extrapolables, dado que los mecanismos de votación en una y otra consulta son distintos.
Por ejemplo, en 1999, los populares apenas sacaron dos décimas de distancia a los socialistas (7.334.135 votos y un 34,4 por ciento de las papeletas frente a los 7.296.484 votos y 34,2 por ciento del PSOE) y, en cambio, un año después José María Aznar se alzó con la mayoría absoluta y una ventaja de 10,5 puntos sobre Joaquín Almunia.
MALAS NOTICIAS PARA EL PSOE Y ZAPATERO
La rebaja de calificación de la deuda española, decidida ayer por la agencia Moody’s, desarboló de un golpe el optimismo que Zapatero había exhibido el día anterior con su pronóstico de que este mismo mes empezaría la enésima recuperación del empleo y la economía.
Una vez más, los anuncios del presidente del Gobierno se topan con una realidad que escapa por completo a su control. Se puede, en efecto, poner objeciones a las agencias de calificación y relativizar sus decisiones, pero es un error ignorarlas porque los mercados reaccionan en un sentido o en otro en función de análisis como el que llevó ayer a Moody’s a bajar la calificación de España de Aa1 a Aa2.
Y lo peor es que lo hizo con el añadido de «perspectiva negativa».
Esta agencia ha cumplido el aviso que ya hizo en diciembre, y ahora vuelve a advertir de que el futuro de la economía española no es fiable.