El despacho de José María Lassalle (Santander, 1966), secretario de Estudios del PP y diputado por Cantabria, es austero, casi como el modelo de Estado que defiende en su libro ‘Liberales’ [Editorial Debate]. Un ordenador, pocos libros y algunas pilas de papeles alcanzan para poblar la mesa de trabajo de quien es considerado por muchos uno de los ideólogos del Partido Popular y hombre de confianza de Mariano Rajoy.
Casado con la diputada del PSC, Meritxell Batet, la vida profesional de Lassalle ha transcurrido entre el aula y la administración. Profesor en la San Pablo CEU, la Carlos III de Madrid y la Universidad de Cantabria, su perfil académico le permitió adquirir rápida relevancia en la Fundación FAES, donde ha coordinado varios libros sobre el pensamiento de intelectuales liberales.
Hay quienes dentro y fuera del PP critican a Lassalle por mantener posturas que consideran coqueteos con la izquierda, particularmente su laicismo liberal y su apoyo al matrimonio homosexual.
Un recordado y polémico artículo suyo titulado Liberalismo antipático, publicado en el diario El País -escrito en plena hecatombe ‘popular’ tras la derrota de marzo de 2008-, criticaba al entorno de Esperanza Aguirre por tachar al ‘marianismo’ de estar compuesto por ‘peligrosos socialdemócratas’.
«Lo que hice fue poner de manifiesto que Rajoy no era un socialdemócrata como se le acusaba, sino que sí había dado batalla por un liberalismo que fuera tronco común para las distintas familias del centro-derecha español. Felizmente ese escenario ya ha sido superado»
Lassalle explica que su defensa del liberalismo radica en volver a pensarlo como un discurso público y privado de la virtud individual con vocación de freno de cualquier intentona despótica.
«El problema que ha planteado el neoliberalismo en los ochenta es situar al mercado como un absoluto».
El diputado cántabro defiende un marco de regulación en el mercado:
«Lo que no está regulado por la ley no es libre, es libertinaje. Si no hay regulación, el hombre se convierte un instrumento de opresión. Una ley interventora vigilante del poder y al servicio de la libertad. El mercado sólo puede existir dentro de un marco de regulación».
Como ejemplo de crecimiento para Europa puso en 2005 a la despótica China en otro polémico artículo, esta vez en el ABC, por el que le llovieron duras críticas como la del economista liberal Alberto Recarte, quien tachó a ese artículo como «la mayor iniquidad perpetrada por un intelectual, supuestamente liberal, ligado al PP en la historia de la FAES de Aznar».
En su defensa hay que decir que Lassalle habla con profundo conocimiento de las tesis liberales clásicas y los principios de pensadores como Locke, Adam Smith y Edmund Burke. ‘Liberales’ es un imprescindible y erudito ensayo académico, una búsqueda intelectual de una política preocupada por el control del poder.
Escrito como respuesta a una crisis en la que «los liberales están mejor capacitados que nadie», quizá el punto más vulnerable del libro sea su excesiva confianza en la benevolencia -por su usar un término smithsoniano- de los políticos, quienes son finalmente los que dictaminan las leyes, por lo general en beneficio propio y pocas veces en favor de los olvidados ciudadanos.