Debe ser ya consciente de que no da vuelta a las encuestas que anuncian como claro vencedor a Rajoy el 20-N ni poniéndose peluca rubia y ojos azules
Pasa en todos los partidos. Igual que se ponen en manos de los gurús d ela demoscopia y se pasan la vida pendientes de los sondeos, para no ‘pisar charcos‘, los candidatos suelen ser prisioneros de sus asesores de imagen.
Hubo un tiempo, ya superado, en el que los que laboran para el PP querían a toda costa que Mariano Rajoy se afeitara, con la peregrina teoría de que no ha habido nunca en la democracia española un presidente de Gobierno con barba.
A Alfredo Pérez Rubalcaba, los suyos no quieren rasurarlo, pero si le han propuesto otros cambios de imagen.
Cuenta el diario El Mundo que uno de los primeros consejos que dieron los asesores de imagen al candidato socialista fue para que apareciera con una indumentaria menos formal en los actos y que empezara abandonando el traje y la corbata.
En eso les ha hecho caso. A menudo se despoja estos días de la corbata y, a veces, aparece sólo en camisa y con pantalones vaqueros.
En cualquier caso, la principal batalla gira en torno a su dentadura. Es obvio que el candidato no luce la mejor sonrisa del mundo cuando se le ven los dientes.
Y los ‘listos‘ le han sugerido que se ponga, aunque sea provisionalmente, unas fundas dentales.
Rubalcaba, quien debe ser ya consciente de que no da vuelta a las encuestas que anuncian como claro vencedor a Rajoy el 20-N ni poniéndose peluca rubia y ojos azules, se ha negado en redondo.
«Yo soy así. Me conocéis de siempre así. Y cuando me nombrasteis sabíais que era así. Y así voy a seguir».