Periodista Digital entrevista a la autora de 'Desmontando el progresismo"

Edurne Uriarte: «El progresismo ha tenido una actitud de comprensión hacia los terrorismos de extrema izquierda»

"Es difícil distinguir entre socialismo y nacionalismo étnico"

La ideología progresista tiene «aspectos oscuros» y está «llena de ideas antiliberales, tolerantes con la violencia y, en algunos casos, confusa con las reglas democráticas».

La catedrática de Ciencia Política, escritora y periodista Edurne Uriarte, resume así en su último libro el progresismo.

Desmontando el progresismo es el título del nuevo libro de Uriarte en el que la autora, utilizando la expresión con la que la izquierda califica los aspectos «menos presentables» de la derecha, caverna, intenta desmontar el progresismo, un concepto con el que la izquierda se define a sí misma.

Uriarte recuerda que el progresismo es el concepto con el que la izquierda se identifica para afirmar que sus ideas contribuyen al progreso, a la mejora de la humanidad y a los avances morales.

Unas afirmaciones que Uriarte pretende desmontar en su libro porque, a su juicio, el concepto de progresismo «encierra algunas cavernas», entendidas como los aspectos «más oscuros y menos presentables de las ideologías de la izquierda».

Para justificar su afirmación, Uriarte divide el libro en cuatro «cavernas» del progresismo: la terrorista, la pacifista, la identitaria y la radical.

En la primera, la autora analiza cuatro terrorismos: el de ETA, el de Hamas, el de Al Qaeda y el de las FARC, y ha llegado a la misma conclusión: el progresismo, o sea, la izquierda, ha tenido una actitud de «comprensión» hacia los terrorismos inspirados ideológicamente en la extrema izquierda o en el antiimperialismo.

Pero es más, asegura la autora: en todos los casos, desde la izquierda moderada a la radical, el progresismo ha mantenido una actitud favorable al diálogo y la negociación con esos terrorismos, algo que no propugnan cuando se trata de terrorismos de extrema derecha, dice.

En la parte del libro dedicada a la caverna pacifista hay una especial dedicación a la guerra de Irak, que provocó, tanto en España como en diversos puntos del mundo, multitudinarias manifestaciones en contra de este conflicto bélico.

Señala Uriarte que los manifestantes y sus convocantes defendían que no se puede llevar la libertad a un país desde la guerra u otros medios militares.

Sin embargo, añade Uriarte, esta idea «ha acabado cayendo» con la guerra de Libia, porque el mismo progresismo «que decía que no se podían utilizar medios militares para llevar la libertad a otros pueblos, defendió la intervención militar en Libia diciendo que era imprescindible usar la guerra».

Uriarte estudia el papel de Naciones Unidas y hace una dura crítica a este organismo, toda vez que entiende que el progresismo, y especialmente el expresidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero con su propuesta de la Alianza de las Civilizaciones, ha otorgado una «inmensa legitimidad» a esa organización internacional.

Entiende la autora que uno de los argumentos contra la guerra de Irak era que la ONU no la apoyaba y se pregunta cómo puede otorgarse tal legitimidad a un organismo que integra en su seno a todas las dictaduras del mundo.

También cuestiona al presidente de Estados Unidos, Barack Obama, quien fue elegido como «un presidente pacifista y que ha hecho exactamente las mismas políticas militares que George Bush».

La tercera caverna del progresismo es la identitaria, y en ella Edurne Uriarte dedica un capítulo importante al velo islamista y a las repercusiones en Europa de la inmigración islámica, pero se detiene también en el socialismo nacionalista de España.

Uriarte explica cómo se ha producido la «deriva» del socialismo español hacia el nacionalismo étnico, sobre todo en el PSC, aunque al final todo el PSOE ha «asumido y apoyado» esa posición.

Quiere la autora contrastar la posición «pro nacionalismo étnico» del progresismo español con su rechazo al nacionalismo de otros países, como el «rechazo visceral» a movimientos como la Liga Norte en Italia.

Con ese acercamiento, a veces, dice Uriarte, es difícil distinguir entre socialismo y nacionalismo étnico.

La cuarta caverna que analiza la autora es la radical. Una parte del libro en la que se hace referencia al movimiento 15M, que califica de «populista, radical, activista y centrado en la calle».

Uriarte observa muchos puntos en común entre este movimiento y la corriente ultraderechista de Estados Unidos Tea Party.

Mientras la derecha está «muy dividida» en torno al Tea Party, todo el progresismo, según la autora, ha apoyado «con entusiasmo» el movimiento de los indignados, lo que denota «la falta de espíritu crítico» del progresismo.

No ve Uriarte alternativa en Europa al progresismo actual, ni siquiera al líder del socialismo francés, François Hollande, porque, según ella, es un representante del «viejo socialismo».

 

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Autor

Luis Balcarce

De 2007 a 2021 fue Jefe de Redacción de Periodista Digital, uno de los diez digitales más leídos de España.

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