La decisión de Pedro Sánchez de dar un volantazo y renegar de la reforma del artículo 135 de la Constitución que impulsó el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero en sus últimos estertores le ha supuesto la primera tormenta en el Grupo Parlamentario Socialista en el Congreso que él preside.
Ya no es sólo que la bancada del PSOE se enterara el lunes con nocturnidad por los medios de comunicación de lo que planeaba Sánchez. Es que a mayores parte de sus miembros no entienden por qué su jefe les ha dejado a los pies de los caballos con un gesto que, como le recriminó el portavoz del PNV, Pedro Azpiazu, tiene más que ver con que estén mirando «a Podemos por el retrovisor o por el parabrisas» que con otra cosa.
Este martes los diputados socialistas tuvieron que aguantar un chaparrón de reproches y mofas del resto de partidos durante el debate de la proposición de reforma del artículo 135 de la Constitución iniciado por la Izquierda Plural y el Grupo Mixto. Y encima a esa hora Sánchez no estaba en su escaño dando la cara.
Algunos tenían una expresión de pocos amigos en el rostro. Y no es para menos. De los 110 que componen el Grupo Parlamentario Socialista, más de la mitad, 59, ocupaban un escaño aquel 2 de septiembre de 2011 en que la Cámara Baja aprobó la introducción de un límite de déficit en la Carta Magna. Así que para estos el bochorno fue doble.
Entre quienes aquel día votaron a favor y hasta aplaudieron la determinación de Zapatero estaba el propio Pedro Sánchez pero también su secretario de Organización, César Luena, y el portavoz en el Congreso, Antonio Hernando. Es decir, los actuales números uno, dos y tres del partido nada menos.
Además de varios miembros de la actual dirección del Grupo: Miguel Ángel Heredia, Francesc Vallés y José Luis Ábalos. Así como Soraya Rodríguez y Eduardo Madina, hasta hace meses portavoz y secretario general del Grupo, y hasta la exministra Trinidad Jiménez.
Al menos el PSOE anduvo vivo y no encomendó la defensa de su posición sobre la tribuna a un diputado que estuviera aquel día, sino a uno que ha debutado esta legislatura. El andaluz Antonio Francisco Pradas, que ya se ocupó de dejar claro ese detalle.
El argumento de los socialistas para justificar su giro copernicano se basa en que con ello eliminan «el pretexto constitucional» al que según ellos está acogiéndose el Gobierno de Mariano Rajoy para acometer una política de recortes que ha traído el «extremo sufrimiento» a los ciudadanos.
Por su parte, al portavoz del PP, Rafael Hernando, le hizo falta muy poco para poner de manifiesto la incoherencia del líder de la oposición. Le bastó con leer el tuit que escribió entonces: «Confianza en nuestra Economia, y garantizar sostenibilidad Estado de Bienestar: por eso hemos trabajado @conRubalcaba en el acuerdo reforma CE», decía.