Cuando apenas faltaba poco más de dos horas para el cierre de la Convención nacional del PP, se percibía que algo había cambiado en el ambiente. Si en la tarde del 23 de enero de 2015 se notaba un ambiente frío y poco entusiasmo —Aznar arranca los aplausos con un largo discurso en el que no nombra a Rajoy—, el espíritu de los asistentes en la mañana del 25 de enero de 2015 parecía ser muy diferente.
José María Aznar entró en el auditorio principal minutos antes que Mariano Rajoy. Acudía acompañado de las personas de su máxima confianza: Ana Botella, Pablo Casado (su antiguo director de Gabinete en FAES y actual portavoz de campaña del PP) y el secretario general del Partido Popular Europeo, Antonio López Istúriz. El público le recibió en pie, si bien el aplauso duró poco más de un minuto.
Poco después hacía su entrada triunfal Mariano Rajoy. Le escoltaban Esperanza Aguirre, Ignacio González, María Dolores de Cospedal, Esteban González Pons y Carlos Floriano. El recibimiento del auditorio nada tuvo que ver con el de un día y medio antes. La cura de motivación colectiva entre los ‘populares’ había funcionado.
Si el viernes el público se puso en pie pero apenas aplaudían los que se encontraban cerca de él, el domingo ha sido radicalmente diferente. Los aplausos eran generalizados y se prolongaron durante varios minutos.
Era tal el entusiasmo que hasta Cospedal recibió en su breve intervención una respuesta del auditorio mucho más calurosa que en la que tuvo en la inauguración.
El fantasma de Podemos ha estado presente también en las intervenciones de la clausura.
González ha hablado, sin citarles por su nombre, en una única frase del PSOE, de Artur Mas y del partido de Pablo Iglesias. Ha dicho que los ‘populares’ se han reunido «no para dirimir querellas internas, ni discutir si fija unas elecciones por puro interés personal, ni para prometer el paraíso, y tampoco para esconder vinculaciones con regímenes totalitarios».
Cospedal ha hecho una pequeña variante del recurrente, estos días, «soy de la casta de…». Ha dicho: «Somos de la casta de los hombres y mujeres que luchan por que su país siga adelante con progreso».
Rajoy también ha tenido su mensaje directamente contra Pablo Iglesias y los suyos: «No es lo mismo impartir doctrina desde un plató de televisión que defender los intereses de España en el Consejo Europeo».
Antes había prestado mucha atención al reto independentista lanzado por Artur Mas. Ha dedicado mucho tiempo a criticar la próxima convocatoria de elecciones autonómicas en Cataluña. Ha sacado además pecho de las reformas económicas y sus efectos. Ha dicho contundente: «No se ha recortado lo fundamental del Estado del bienestar», y ha hecho especial hincapié en que no se ha recortado pensiones.
Rajoy ha terminado su discurso con un contundente: «Contad la verdad, y de lo que digan otros dejad que se ocupe el viento».
El largo aplauso con todo el público en pie demuestra que la terapia de motivación ha funcionado.