POR LA BOCA MUERE EL PEZ

La ‘ley mordaza’ deja en evidencia el doble juego del PSOE

Hace no mucho tiempo el PSOE acusaba al Partido Popular de abusar de los recursos ante el Tribunal Constitucional, de querer ganar en el juzgado los partidos que perdía en el Congreso

La 'ley mordaza' deja en evidencia el doble juego del PSOE
José Luis Rodríguez Zapatero. EP

«El PP pretende ganar en los juzgados lo que pierde, siempre, políticamente por las mayorías parlamentarias o por la mayoría social». Eso decía textualmente el 6 de julio de 2010 el entonces presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero en una comparecencia en el Palacio de la Moncloa.

No fue el único socialista que acusó a Rajoy de abusar de los tribunales como «tercera Cámara» durante aquellos días turbulentos en los que se esperaba la sentencia del Tribunal Constitucional sobre el Estatuto de Cataluña y en los que el PP había presentado también un recurso contra la ley del aborto socialista. Lo hizo también Montilla y María Teresa Fernández de la Vega y muchos otros. Cinco años después ha quedado patente ese refrán de que «por la boca muere el pez».

El PSOE ha batido todos los récords en lo que se refiere a presentar recursos de inconstitucionalidad. Sus críticas al PP quedan desacreditas, son papel mojado en comparación a lo que han hecho los socialistas, que llevan recurridas más de 20 leyes.

Prácticamente no hay una sola ley importante que se les resista. Acaban todas en el Constitucional ya sea con recursos firmados en solitario por el PSOE o en compañía de otras fuerzas políticas. La reforma laboral fue una de las primeras de una lista de leyes recurridas que alcanza, por ejemplo, a la ley antidesahucios, al nuevo sistema de elección del Consejo General del Poder Judicial, a la ley de Costas, a la norma de arbitraje de las participaciones preferentes y a la Ley de la Reforma Local.

Para que se hagan una idea, esa en concreto, la de la Reforma Local, hizo el recurso número 14 del PSOE en esta legislatura contra leyes del PP. Y hablamos de marzo del año pasado. Desde entonces, otro buen puñado han acabado en el Constitucional. La ley de Propiedad Intelectual, la La LOMCE o Ley Wert, la Ley de seguridad Ciudadana, el Real Decreto de indemnización de 1.400 millones por la plataforma Castor… todos fueron objeto de un recurso de inconstitucionalidad.

Así hasta llegar a la Ley de Seguridad Ciudadana o «ley mordaza» y a la reforma del Código Penal en lo relativo a la prisión permanente renovable que se han convertido en bandera de oposición del PSOE y que también están ya en manos del Alto Tribunal. Si a todas estos recursos contra leyes del Gobierno sumamos los que ha presentado el Partido Socialista contra leyes de comunidades autónomas gobernadas por el PP, la cifra se dispara hasta alrededor de 40 recursos en los últimos tres años y medio.

Los que acusaban al PP de utilizar los tribunales como «tercera Cámara» legislativa se han doctorado en la materia. Y muchos recursos tienen un tufo ideológico que tira para atrás. Los socialistas no asumen que el PP ganó las elecciones de 2011 por mayoría absoluta. No lo han digerido aún y se empeñan querer tumbar todo aquello con lo que ideológicamente no están de acuerdo. La estrategia carece de credibilidad pues, según se desprende del proceder del PSOE, parece que el PP no ha aprobado prácticamente ni una sola ley que se ajusté a la legalidad constitucional.

La cosa no tiene ni pies ni cabeza. La táctica de recurrirlo todo trata de reafirmar una idea a la que los socialistas lleva décadas sacando el jugó: su pretendida superioridad moral sobre la derecha. Tanto es así que hacen lo que el PP no se atreve a hacer, derogar leyes como el que come pipas. Ya lo hicieron con la ley educativa que aprobó el Gobierno de Aznar y han prometido hacerlo con la LOMCE, la prisión permanente revisable, la Ley de Seguridad Ciudadana y algunas cuantas más.

Habría que orilles si Rajoy, nada más llegar a La Moncloa, hubiera suprimido de un plumazo la ley del aborto de Zapatero. Un poco de su propia medicina no les hubiera venido nada mal, por cierto.

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