10 puntos menos que en enero de 2015, el fracaso de Tsipras, mucho desgaste y la vuelta del 'zombie PSOE'

Podemos no llega y el presumido Pablo Iglesias va camino de quedarse compuesto y sin novio

Los podemitas ahora son blanco fácil de quienes se esfuerzan en exagerar el mínimo error administrándoles su propia medicina

Podemos no llega y el presumido Pablo Iglesias va camino de quedarse compuesto y sin novio
Pablo Iglesias. PD

Sin esa virginidad con la que pretendían llegar a las elecciones generales se hace más difícil sujetar un discurso que ha dado serias muestras de cansancio

Podemos flojea. Los últimos sondeos de opinión vienen a constatar un lento pero inexorable declive de esta joven formación (El sondeo de fin de curso de ‘El País’ da un suspenso a Podemos y calabazas a Pablo Iglesias).

No parece una circunstancia puntual. Podemos alcanzó su punto cenital en enero de 2015 coincidiendo con el abrazo de Alexis Tsipras y Pablo Iglesias en aquel multitudinario mitin de Atenas.

El líder de Syriza era entonces el político más carismático de toda la izquierda europea y Podemos ofrecía una trayectoria ascendente y una marcha imparable (Pablo Iglesias: «Los de Podemos no formaremos un Gobierno que yo no presida»).

Como subraya el veterano Carmelo Encinas en ‘El Economista’, de entonces a ahora, el 28% de intención de voto que arrojaban las encuestas más fiables ha caído al 18. Una diferencia de diez puntos que le aleja de los objetivos hegemónicos que se marcaron sus dirigentes y que sintieron acariciar el invierno pasado.

Se vieron disputando el primer puesto a los dos grandes y especialmente al PSOE a cuyo líder muchos dieron por políticamente muerto. Ese muerto que habían matado goza según los sondeos de una magnifica salud.

Pedro Sánchez se distancia de Pablo Iglesias justo cuando sus rivales pronosticaban una debacle al socialismo a consecuencia de los pactos de gobierno alcanzados con Podemos en ayuntamientos y comunidades autónomas. Al PSOE le ha permitido una recuperación ciclópea de poder territorial mientras que a las marcas blancas trufadas por Podemos les ha puesto en situación de gestionar y por tanto en trance de exhibir su flojedad estructural, su inexperiencia y sus debilidades programáticas.

El choque brutal de la utopía con el pragmatismo imprescindible para sacar adelante ciudades tan complejas como Madrid, Barcelona o Zaragoza solo podría edulcorarse con una política de comunicación experta y eficaz, y en esto también han dado muestras de una bisoñez superlativa (Así ve a Podemos y a Pablo Iglesias un militante crítico de la formación: «Es una secta dirigida por un gurú»).

El resultado es un alto grado de exposición y de desgaste que en principio se trató de evitar no concurriendo a los comicios locales con la marca Podemos, estrategia que sucumbió ante la tentación de patrimonializar los éxitos de Carmena, Colau y otros.

Ahora son blanco fácil de quienes se esfuerzan en exagerar el mínimo error administrándoles su propia medicina.

Sin esa virginidad con la que pretendían llegar a las elecciones generales se hace más difícil sujetar un discurso que ha dado serias muestras de cansancio.

En Podemos parecen muchos pero son muy pocas las cabezas que sostiene el armazón ideológico de la organización.

Unos pocos que conforman una especie de muro de contención pretendidamente racional que sujeta una militancia amorfa y vocacionalmente transgresora que prefiere ver a sus líderes bajo las pancartas que pisando las moquetas.

De ahí el interés de sus cuadros en establecer una estructura de poder que les aleje del ejército de Pancho Villa en que corrían el riesgo de convertirse (La farsa de la renuncia a su sueldo del senador de Podemos Ramón Espinar).

Las listas plancha, el control de los círculos y el cansancio por el culto al líder en lo que empezó siendo un movimiento despersonalizado en la estela asamblearia del 15 M, explican la exigua participación en el proceso de primarias.

Tampoco ha gustado el trato infligido a IU. La escena del sofá con un Pablo Iglesias repanchingado y un Alberto Garzón humillado como un cochero levantó demasiadas ampollas (Zapata, el concejal ‘antisemita’, profesor de ‘Liderazgo y nueva política’ en el campamento de Podemos).

Y luego está el miedo. No es lo mismo el gobierno de una comunidad o un municipio que el gobierno de la nación. El imaginario público mantiene ligadas las figuras de Pablo Iglesias y Alexis Txipras, y el antes mencionado abrazo de Atenas es la prueba gráfica. Nada de lo acontecido en Grecia tras el referéndum favorece por ahora los intereses de Podemos. Hasta a los más rebeldes o trasgresores les gusta que salgan billetes de los cajeros automáticos.

A día de hoy Podemos solo tiene una oportunidad de parar esta deriva y mejorar sus expectativas electorales. Solo una, y se llama Cataluña. Si el mensaje social de la coalición en la que se integra logra contrarrestar al de la burguesía soberanista de Mas y Junqueras, se habrá ganado el respeto de todo el estado. Ha de jugar con talento político esa baza. De no hacerlo «Podemos no puede».

SUPERCHOLLOS

¡¡¡ DESCUENTOS SUPERIORES AL 50% !!!

Las mejores descuentos de tiendas online, actualizados diariamente para tí

CONTRIBUYE CON PERIODISTA DIGITAL

QUEREMOS SEGUIR SIENDO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN LIBRE

Buscamos personas comprometidas que nos apoyen

COLABORA

Lo más leído