Dice un refrán que ‘Dios las cría y ellas se juntan’. Esto es perfectamente aplicable a las dos alcaldesas populistas que gobiernan en las dos ciudades más importantes de España, Madrid y Barcelona.
Si la capitalina Manuela Carmena se empeña en hacer la vida fácil a los okupas y reclama a los madrileños que los acojan, los mimen y, por supuesto, que no tengan la ocurrencia de llamar a la Policía, Ada Colau va un paso más allá –La nueva carmenada: pide a los madrileños que acojan a un ‘okupa’-.
Directamente, la regidora de la Ciudad Condal le paga la electricidad a unos mamarrachos perroflautas que han ocupado un edificio de titularidad municipal y que estaba destinado para una residencia de la tercera edad.
El inmueble en cuestión, conocido como Transformadors, ya le ha costado a los barceloneses un monto de 2.705 euros por el consumo eléctrico que se ha producido en el inmueble municipal desde que fuera tomado ilegalmente hace cuatro meses.
El Partido Popular, en la persona de su portavoz municipal, Alberto Fernández, dijo que:
Ya no se trata de que los okupas no pagan la luz porque se conectan al alumbrado público, ahora hay una nueva modalidad, el propio Ayuntamiento es quien les paga el recibo de forma gratuita.