'Coleta Morada' pierde el pulso en Galicia y se inmola con un mensaje desesperado

Pablo Iglesias sigue atónito y Podemos se desangra por la ‘periferia’

La Universidad Complutense de Madrid y una librería del barrio de Lavapiés alumbraron las bases del partido morado, ahora noqueado desde los territorios

Los alcaldes populistas de La Coruña, Santiago y Ferrol llevan al límite a Podemos y fuerzan a la formación a perder su marca y a diluirse en la “sopa de siglas” de la izquierda En Marea

«Lo que sucede es que Pablo estaba mentalizado para ser presidente del Gobierno pero no para ser, políticamente hablando, irrelevante».

Esta reflexión de un asesor de Podemos, que recoge Javier Ruiz de Vergara en ‘EsDiario’ este 13 de agosto de 2016, resume el estado en el que se encuentra la formación morada desde la noche del 26J, cuando el famoso sorpasso se desvaneció, Rajoy revalidó su victoria y los números enseguida confirmaron que los «morados» iban a tener un escaso protagonismo en la XII Legislatura que se abría (Pedro Sánchez: ¿Submarino de Podemos?).

Algunos de los críticos, cada vez más numerosos, enumeran ahora -con el líder desaparecido y el partido en estado de depresión- la cadena de fatales errores protagonizados por Iglesias desde su espectacular irrupción en el Congreso tras los comicios de diciembre de 2015 (El CIS despelleja de lo lindo a Podemos ).

La prepotencia con la que «impuso» un gobierno de coalición a Pedro Sánchez y el episodio de la «cal viva».

Su distanciamiento de Iñigo Errejón, uno de los arquitectos de Podemos.

Su apuesta, y se le advirtió, de unidad de acción con los «comunistas» de Izquierda Unida.

Y su decidida estrategia de crecer en los territorios «a cualquier precio», una estrategia que ha acabado dinamitando y desnaturalizando el partido morado.

GALICIA COMO SÍNTOMA

En estos últimos días, en el peor momento, a un mes de las elecciones gallegas, Podemos se desangra en Galicia, fagocitado por los llamados «alcaldes del cambio», asaltado por las llamadas Mareas, con una guerra sorprendente de candidatos, sin presencia de Iglesias y con Echenique y Bescansa tratando de hacer de eventuales y fracasados bomberos (Podemos pierde el pulso en Galicia al negarle En Marea una coalición ).

En Marea y Podemos apuraron las negociaciones hasta el último minuto pero de poco sirvió porque la coalición entre las dos formaciones no se llevará a cabo finalmente en los términos que el secretario de Organización de Podemos, Pablo Echenique, y a la responsable de Análisis Político y Social del partido, Carolina Bescansa, trasladaron desde Madrid.

Pablo Iglesias pierde finalmente el pulso con sus socios gallegos que le pedían una clara renuncia en su cuota de poder para poder llegar a un acuerdo en «igualdad de condiciones».

LAS CRÍTICAS A PABLENIN IGLESIAS

A Iglesias le acusan de «desnaturalizar» el proyecto a costa de crecer «a cualquier precio»

Los críticos con Iglesias le acusan además de «pasividad» por que, a su juicio, Podemos ha sido fagocitada por plataformas ajenas al partido morado como Cataluña si que Puede de Ada Colau, Ahora Madrid de Manuela Carmena o Compromís, de Mónica Oltra.

La tres han logrado un envidiable «tirón del voto» al margen de Podemos y sus escaños en el Congreso así lo demuestran.

Todos los candidatos de Pablo Iglesias en territorios estratégicos han sido derrotados. En el País Vasco propuso a la polémica magistrada Garbiñe Biurrún y las bases han optado por Pili Zabala.

En Cataluña fue arrollado por el candidato de Ada Colau, Albano Dante Fachín, crítico con la dirección nacional. En Andalucía impuso al ex Jemad como cabeza de lista por Almería y provocó la rebelión de las bases de Izquierda Unida que acabaron dejando a José Julio Rodríguez fuera de Congreso.

Ahora, el último frente que se augura para Iglesias es Madrid. Las críticas a su coordinador, Luis Alegre, se multiplican al borde de la rebelión (Caza de brujas en Podemos para intentar cazar al ‘topo’ que de las filtraciones ‘sexuales’).

Esto demuestra que Iglesias cerró en falso la grave crisis cuando cesó a Sergio Pascual, el más estrecho colaborador de Errejón, y lo sustituyó por Pablo Echenique.

Un Echenique muy tocado tras el escándalo del pago en negro a su asistente.

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