El líder del PP tendrá que adaptarse también a las exigencias y vetos de Ciudadanos

La pugna Santamaría-Cospedal complica a Rajoy la lista de ministro de su nuevo Gobierno

Una de las grandes dudas es el papel que reserva a Cristobal Montoro

Luis de Guindos puede continuar en el Ejecutivo con poderes reforzados para negociar con Bruselas

Vamos a ver que hace Ciudadanos y como se mueve Albert Rivera, pero como le dejen suelto, Mariano Rajoy nos volverá a administrar la medicina de siempre: continuidad, continuidad y continuidad… («Precisamente por difícil, la legislatura puede ser en una gran oportunidad para España»)

Se percibe algún viento de renovación en la sede de Génova y prueba de ello es que allí se ha arrumbado en un rincón oscuro al súper gurú Pedro Arriola, pero el líder popular sigue a lo suyo y en su tónica. Como se comenta con cierta sorna en el PP:

«Sobre su plan de Gobierno y la lsita de ministros, probablemente no se lo ha comentado ni a su mujer».

Hasta este instante y eso que estamos casi a horas de que Mariano Rajoy descubra sus cartas, todo son especulaciones (Sólo los siete diputados del PSC, Sumelzo y Margarita Robles aseguran que votarán ‘no’ a Rajoy ).

Ignoramos si el presidente se lo habrá comunicado, o no, a la discrtea Elvira, pero lo que es seguro es que Rajoy ya tiene en mente su equipo de ministros y que en los cenáculos de Génova y Moncloa existen ya quinielas, en las que hay una coincidencia casi general: «será un gobierno continuista, especialmente en el área económica» (El Rey convoca a los partidos a la ronda de consultas que culminará con la investidura de Rajoy como presidente).

En este punto, la mayoría de los dirigentes populares próximos al presidente en funciones miran a la figura del actual titular de Economía, Luis de Guindos, como hombre fuerte del equipo económico, con o sin esa vicepresidencia a la que aspira y que, dicen, ha pedido (El PP de Mariano Rajoy arrumba en un rincón oscuro al súper gurú Pedro Arriola).

Es el hombre del Gobierno en Bruselas, quien da credibilidad a la política económica, tiene una magnífica relación con el todopoderoso Schäuble y ha sido el negociador que ha conseguido ampliar la senda del déficit y evitar las sanciones por el incumplimiento, argumentan en el Gobierno y el PP.

La incógnita de Montoro

Una incógnita está en la permanencia de Cristóbal Montoro en Hacienda. El ministro tiene el veto del PSOE y Ciudadanos, aunque goza de la plena confianza del presidente del Gobierno. Los expertos monclovitas consultados apuntan que la gran duda hoy de Rajoy es si mantener la actual bicefalia entre Guindos y Montoro o apostar por un responsable único en la economía.

Se da por segura también la continuidad en el Gabinete de Fátima Báñez, aunque la incertidumbre está en si seguirá al frente del Ministerio de Empleo o si pasará a Sanidad, cartera que ya comparte en funciones tras la salida de Alfonso Alonso para encabezar la candidatura en el País Vasco.

En las quinielas se da también por hecho que repiten Isabel García Tejerina en Agricultura, Rafael Catalá en Justicia, sin descartar que pudiera hacerse cargo de Fomento, y José Manuel García Margallo en Exteriores.

La única salida segura es la de Jorge Fernández Díaz de Interior. Rajoy le tiene en alta estima y es de su círculo más íntimo, pero la filtración de sus conversaciones con el director de la Oficina Antifraude en Cataluña, Daniel de Alfonso, han dinamitado su carrera y ni Ciudadanos ni el PSOE aceptarían verle en el Ejecutivo.

PELEA DE GATAS

El otro gran problema que debera resolver Rajoy, o al menos neutralizar, es la guerra nada disimulada entre la vicepresidenta del Ejecutivo, Soraya Sáenz de Santamaría, y la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal.

Las dos gozan de su confianza, pero no es el actual presidente un tipo proclive a dejarse enredar por sentimentalismos. En la práctica es mucho más duro y expeditivo d elo que todos imaginan.

La inminencia de la investidura presidencial ha reabierto la pugna entre ambas ‘damas’ del PP.

Este conflicto es, sin embargo, un problema menor comparado con lo que será adaptarse a una legislatura insólita, con 137 diputados, necesitado siempre de Albert Rivera y con la perenne necesidad del encandilar al PSOE.

OTRAS NOVEDADES

Entre las posibles novedades y vista la escasa efectivad con que han funcionado estos cinco pasados años algunos de sus equipos, suenan la incoporación  de Pablo Casado, a quien se ve como un posible portavoz y responsable máximo de la comunicación.

Moragas es seguro, sobre todo tras su éxito como gestor en la campaña electoral del 26-J y alguno, como Álvaro Nadal, pendiente de las vacantes en el área económica.

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