El secretario general de los socialistas termina el año con otra cagada

Pedro Sánchez y Pablo Iglesias tenían tanta prisa por irse de vacaciones que salieron corriendo

El líder del PSOE y el de Podemos da la espantada navideña y ni replican a Mariano Rajoy

¿Recuerdan que casi parecían acariciar el poder a principios de 2017? Pues acaban el año como dos tipos irrelevantes y sin opciones de poder

¿Recuerdan cómo arrancó 2017? Pedro Sánchez, resurgido de sus cenizas y Pablo Iglesias encumbrado por las bases. Uno coronado en el PSOE y el otro en Podemos, tras imponerse en sus respectivas organizaciones a pesar de luchar contra todos los elementos. Endógenos y exógenos.

Y con perspectivas de volver a acercarse al poder, del que tan cerca estuvieron en marzo de 2016, cuando sólo hubiera faltado el respaldo de Podemos en el Congreso, para investir presidente del Gobierno al líder del PSOE, sacar a Mariano Rajoy de La Moncloa y mandar al PP a los infiernos.

La pifiaron en términos estratégicas ‘El Coletas’ y su banda, optando por forzar nuevas elecciones y volvieron a ganar los populares.

Pasados unos meses, el panorama comenzó a recomponerse para el rojerío español y a principios de este años, superadas sus batallas orgánicas, la nueva y la vieja izquierda se daban la mano en busca de una alternativa conjunta para frenar a la derecha y a Ciudadanos.

EL COLETAS NO TIENE PELUQUERO

Pero, como subraya perspicazmente Esther Palomera este 30 de diciembre en The Huffington Post, la imagen que ofrecen PSOE y Podemos este final de año es bien distinta, tras haber sido ambos derrotados en las urnas en Cataluña.

Aunque sus nombres no estuvieran en ninguna papeleta, Pedro Sánchez y Pablo Iglesias se jugaban mucho. El secretario general del PSOE, la credibilidad de un PSOE de izquierdas tras su apoyo al 155 y la constatación de que su renacido liderazgo había puesto al partido en el rumbo correcto para la reconquista de La Moncloa.

Y el de Podemos, si sus guiños al independentismo y su apuesta por un referéndum pactado le otorgaban la razón frente a quienes dentro de su organización advertían de las consecuencias a nivel nacional que tendría esa posición para un partido nuevo que no había tenido una posición clara ante un problema de Estado.

El resultado demostró que la izquierda, en Cataluña, no tiene quien le escriba, y sí la derecha y el independentismo. Y noqueados por el resultado de la última contienda electoral, Sánchez e Iglesias se han retirado a sus aposentos para digerir lo ocurrido.

El voto de Podemos se lo ha llevado el independentismo. El de los socialistas, Ciudadanos. Pero la lectura no debiera acabar en Cataluña, ya que el desafío secesionista ha sacado de debajo de las piedras a los de la España grande y libre, a los de una nación orgullosa de su lengua, a los de la inflamación de los sentimientos y a los patriotas de bandera y pulsera.

Y Sánchez e Iglesias han optado por el silencio. Uno se ha escapado a meditar en Ávila. Otro, a descansar junto a su familia. Los dos han delegado en sus segundos niveles el tradicional balance político de fin de año a la espera de que la cuesta de enero enfríe las emociones y sitúe el nivel de preocupación de nuevo en los problemas cotidianos, si bien de momento hoy no tienen hueco.

CUANDO TU MUJER TE METE PRISA

Pedro Sánchez tenía tanta prisa por irse de vacaciones de Navidad que lo ha hecho envuelto en la enésima polémica.

En el PSOE no todos han entendido la decisión de Sánchez parapetarse tras el secretario de Organización, José Luis Ábalos, y dejar que fuera él quien hiciera el balance de fin de año del Gobierno de Mariano Rajoy.

Tradicionalmente el líder de la oposición comparece cada último viernes de año después de que lo haga el presidente del Gobierno, para darle la réplica.

 Este viernes 29 de diciembre no sólo no salió él en Ferraz y mandó a Ábalos, sino que además la rueda de prensa de este último fue previa a la de Rajoy.

Todo lo que hizo el secretario general de los socialistas fue colgar un tuit para cubrir malamente el expediente:

En el PSOE son conscientes de la desventaja que supone tener un líder que no es diputado ni senador y que por tanto no puede enfrentarse al presidente en las Cortes. Ese papel lo viene desempeñando la portavoz, Margarita Robles, pero no es lo mismo.

Dado ese hándicap muchos no entienden que Sánchez renunciara voluntariamente a protagonizar la última rueda de prensa del año del PSOE y afianzar su imagen de líder de la oposición.

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