Se han despedido emocionadas y cabizbajas poco antes del bochornoso pleno de investidura celebrado este jueves 22 de marzo de 2018 en el Parlament de Cataluña, donde a Jordi Turull le han dado la estocada tras la faena de la CUP. (Con esta cara de plañidera llama «gilipollas» Rovira a Arrimadas tras recibir una soberana hostia).
Temorosas de acabar con sus huesos en la cárcel este viernes por decisión del juez del Tribunal Supremo Pablo Llarena, -que las ha citado- la secretaria general de ERC, Marta Rovira, la expresidenta del Parlament Carme Forcadell y la exconsellera Dolors Bassa, han renunciado a su escaño, minutos después de que haya finalizado la primera sesión del debate de investidura del citado candidato del JxCat. (La independentista ANC paga los 60.000 euros de fianza de Marta Rovira para que no duerma en la cárcel).
Lo han hecho para evitar que el magistrado pueda considerar que exista riesgo de reiteración delictiva.
En su adiós, Marta Rovira ha vuelto a repetir lágrimas, las mismas que derramó en su día por su amado Junqueras, solo que esta vez eran quizá más sentidas.
Hoy no se repetirán las lágrimas de Marta Rovira la Llorona. La Fiscalía no pedirá prisión para ella y Pascal. Se pueden ahorrar el papel de mártires del procés.
Dirá que la DUI fue simbólica, que ellas no sabían nada, que acatan la ley, y olvidará a los «muertos en las calles». pic.twitter.com/tUiG1ej4rO— Guaje Salvaje (@GuajeSalvaje) 19 de febrero de 2018
Y es que la llorona republicana tiene una hija de 8 años, por lo que en caso de ser enviada a prisión, solamente la podrá ver en las visitas que su familia le haga en la cárcel.