No se descarta que Rosario Porto sufriera un episodio de enajenación mental, y que el padre le ayudara a desembarazarse del cuerpo
El caso está dando un giro que parece implicar directamente a los padres de Asunta Basterra en el asesinato de ésta.
El documento de 1975 hallado durante los registros practicados en los domicilios de los padres de la niña de 12 años de origen chino encontrada muerta este domingo 22 de septiembre de 2013 en Santiago, sitúa a su madre adoptiva, Rosario Porto Ortega, como la única heredera de sus progenitores y abuelos de la menor, la profesora universitaria María del Socorro Ortega Romero y el abogado Francisco Porto Mella, lo que aleja quizás el móvil económico en este estricto sentido, o al menos de momento.
Lo que sí ha trascendido y está probado es en cambio harto significativo: el día del crimen el padre, Alfonso Basterra, compró unos sedantes y, lo que es crucial: una colilla suya de cigarrillo apareció junto al cuerpo de la infortunada niña adoptada, tal y como apunta ‘La Razón‘ citando a fuentes cercanas a las investigaciones.
Además, la investigación sitúa al móvil de la madre cerca del cadáver. ¿Ayudó a su exmujer simplemente a deshacerse de él, o participó junto a ella en ‘algo más’? Se está investigando aunque ambos se niegan a declarar.
¿FUE MODIFICADO?
En todo caso, fuentes oficiales de la Guardia Civil han subrayado que la existencia del testamento citado no impide que haya sido modificado con posterioridad, ya que corresponde a la autoridad judicial comprobar este extremo. Así las cosas, este cuerpo mantiene que «la línea de investigación más potente» se centra en la motivación económica. «No es la única, pero sí la más fiable», han apuntado.
Sin embargo, en el ámbito judicial la hipótesis del móvil económico es cuestionada porque interpretan que los hechos que se han podido reconstruir hasta el momento con las pruebas recogidas «no dan ese perfil». Las fuentes de esta área consultadas han asegurado que no se ha ordenado ninguna diligencia específicamente para comprobar sobre quienes recayó la herencia de los abuelos de Asunta Basterra.
Con todo, la Benemérita remarca que el hallazgo «no es concluyente ni suficiente», toda vez que «no se puede descartar que haya otro documento posterior», así como «donaciones» hechas a su nieta en vida o un certificado de últimas voluntades que determine el sentido de su herencia. Sobre todo, a la vista de que el documento encontrado data de 1975, mientras que la niña no fue adoptada hasta el año 2001.
APORTAR PRUEBAS AL JUEZ
Sea como sea, las mismas fuentes del Instituto Armado restan importancia a la divergencia de criterio con el poder judicial, toda vez que el momento actual de la investigación consiste en «investigar, hacer trabajo de campo» para «aportar pruebas al juez». «Y, si apareciera otro papel que hiciera decaer la opción del tema económico, pues habría que centrarse en otro», han expuesto.
OTRAS HIPÓTESIS
En este sentido, no se descarta tampoco una enajenación mental –la madre de la niña recibió tratamiento– o problemas familiares relacionados con sentir a Asunta como «un estorbo» o con dificultades en el trato diario, e incluso se ha llegado a sugerir que la niña podría saber algo que a sus padres no les convenía.
Es por ello que, como han avanzado, el juez recibirá un atestado policial «muy completo» en el que habrá «un montón de pruebas» para sustentar la imputación del periodista Alfonso Basterra. y la abogada Rosario Porto Ortega. Ahí, reconocen, «el móvil es secundario».
También las fuentes judiciales consultadas insisten en que en esta fase de la investigación lo principal es la recogida de pruebas, sobre todo aquellas que pudieran resultar perecederas y restan trascendencia a establecer ya las razones que podrían haber conducido al crimen de Asunta Basterra.
INVESTIGARON A SU ‘AMIGO’
Por otra parte se ha indagado en el círculo íntimo de la abogada, ya que llama la atención que tuviese contacto frecuente con un ciudadano marroquí, exsindicalista y asentado en la capital gallega, que en estos momentos se enfrenta a un juicio por una supuesta explotación ilegal de inmigrantes y para quien el fiscal pide siete años de prisión. En todo caso los investigadores no le relacionan con el caso.
En la actualidad, y tras cerrar su bufete, no se le conocía actividad profesional concreta a Rosario Porto, pero viajaba con cierta frecuencia a Marruecos en labores comerciales, por representar a empresarios con intereses en ese país.
Estas fuentes no descartan que en alguna ocasión y hace tiempo haya estado en Marruecos incluso con esta persona, a quien le ha sido retirado su pasaporte, y con quien, al parecer, mantenía Rosario Porto algún tipo de negocio.
