Tras presenciar un truco de magia bien ejecutado, la primera reacción suele ser el asombro. Pero superado el pasmo inicial, inmediatamente la razón se pone a buscar explicaciones lógicas que justifiquen lo sucedido. Con Francisco Nicolás Gómez Iglesias, alias mediático de ‘pequeño Nicolás’ o Franki a secas para las amistades estrechas, pasa como con los subterfugios de David Copperfield.
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Parecen más de lo que son, pero por supuesto, algo son. Porque aunque el joven pueda tener el talento de Houdini, ni es un superhéroe ni parece posible que llegara tan lejos por su propio pie. Algunos ya empiezan a levantar la cabeza hacia lo alto y sitúan el ‘Caso Nicolás’ bien arriba en el escalafón de escándalos. Incluso postulan a la criatura como posible cabeza de turco en medio del río revuelto y caótico de los sótanos del Estado.
Según ha podido saber Información Sensible de fuentes de la investigación, fue el Centro Nacional de Inteligencia (CNI) quién encargó al comisario Marcelino Martín Blas-Aranda -enlace entre los Servicios de Inteligencia y la Policía- la tarea de judicializar la investigación llevada a cabo por el propio CNI sobre las andanzas del ‘pequeño gran’ Nicolás.
El mismo joven que supuestamente accedió a las más altas esferas del estado presentándose como enlace con la Casa Real, emisario de la vicepresidenta o ‘conseguidor’ empresarial y que llegó a intervenir en casos de corrupción como Nóos o el ‘Caso Pujol’.
Las mismas fuentes indican que existía la directriz de que el asunto de la detención del estafador se llevara con la máxima discreción, buscando poca o ninguna repercusión mediática. Sin embargo, la expectación no se pudo contener. El pasado miércoles, este medio destapaba el caso en exclusiva, y el jueves la noticia ya estaba ampliada y saltaba a las primeras planas de diarios digitales y televisiones.
Cada vez existen más dudas acerca de que el pequeño Nicolás actuara en solitario. Esa es la única explicación que justifica que el CNI, ni más ni menos, investigara las peripecias de este joven de precoces habilidades. Y más aún que una unidad de Asuntos Internos, encargada de investigar a policías corruptos, lo presentara ante el juzgado, salvo que -y esto ya entra dentro del territorio humorístico- fuera un ‘policía secreta’ y nadie se hubiera enterado de ello.
Haya actuado o no por su cuenta, lo que está probado es que no se trata de una investigación al uso, y la clave de todo la ofrece el auto de la instructora del caso, Mercedes Pérez Barrios. El único documento oficial que ha trascendido, entre toda la parafernalia fotográfica y las variadas y truculentas historias de empresarios y políticos supuestamente engañados por un imberbe de verborrea ágil, ofrece más respuestas de las esperadas. En la primera frase, además. Es el auto por el que Pérez Barrios decretaba la libertad con cargos del joven.
Allí se recoge qué departamento policial es el encargado del caso: el grupo nueve de la Unidad de Asuntos Internos de la Policía. A dicha Unidad, tomada en general, le corresponde, según sus atribuciones oficiales, la función de «investigar y perseguir las conductas funcionariales constitutivas de infracciones penales y aquellas otras contrarias a la ética profesional de los miembros del Cuerpo Nacional de Policía y de los funcionarios destinados en el Centro Directivo». Los Asuntos Internos de toda la vida, los mismos de las películas de Hollywood, vamos.
LA CONEXIÓN ENTRE CNI Y ASUNTOS INTERNOS
El puente entre el CNI y Asuntos Internos está personificado en el comisario de esta última unidad, Marcelino Martín Blas-Aranda. Él es el enlace oficial entre la Policía y el Centro Nacional de Inteligencia.
‘Sus’ agentes de Asuntos Internos realizan el trabajo de campo de la Unidad de Inteligencia (UI), una sección creada por el actual director, Ignacio Cosidó, nada más llegar al cargo en 2012 con el objetivo de que algunos policías realizaran labores hasta el momento propias del CNI, algo que ha levantado ampollas entre policía y ‘cecilios’, como se conoce en argot a los agentes del ‘La Casa’ y como reflejó el periodista Manuel Cerdán en El Confidencial la semana pasada. Además, el CNI no puede judicializar los casos que investiga, por lo que esta unidad también actúa como puente entre inteligencia y tribunales.
Información Sensible se ha puesto en contacto con el comisario Marcelino Martín Blas-Aranda con el objeto de recabar su opinión y contrastar la información, pero éste ni ha confirmado ni ha desmentido las preguntas sobre el caso de Francisco Nicolás.
Sin embargo, otras fuentes de la propia UAI, que han solicitado la máxima discreción para evitar represalias, han confirmado a este medio que este asunto podría afectar a algunos miembros del CNI.
Éstos estarían implicados en negocios privados aprovechándose de su privilegiada condición de agentes de inteligencia con acceso casi ilimitado a información restringida y protegidas todas sus actuaciones bajo la condición de ser secreto de estado, incluso fuera del alcance de la autoridad judicial.
Las andanzas del pequeño Nicolás apenas acaban de empezar.