La caza de brujas en Calella es feroz.
Tres hoteles de este municipio costero de la comarca del Maresme, en la provincia catalana de Barcelona, han echado ya a la calle a 500 agentes de la Policía Nacional y la Guardia Civil, después de que la furibunda alcaldesa de CIU, Montserrat Candini i Puig, haya llamado a los directores de los establecimientos amenazándoles con paralizar expediente de reformas, y hacerles sufrir otras ‘lindezas’. Caza de brujas contra los policías y guardias civiles en Barcelona: «Nos han dicho en el hotel que nos marchemos».
Población de Calella (Cat,ESP)
Que majos son… no quieren que nos vayamos sin despedirse, tranquilos solo nos mudamos pero muy cerquita ?? pic.twitter.com/AQiv0OV4aS— ?¡ALTO, POLICÍA!? (@alto_policia) 2 de octubre de 2017
Tras las llamadas de los vecinos a los dueños diciéndoles que le van a quemar el hotel, -otros han amenazando de muerte a sus padres recordándole que tiene niños pequeños- un centenar de independentistas se han venido arriba este lunes 2 de octubre de 2017, y han intentado linchar a un grupo de guardias civiles de paisano, al grito de «¡hijos de puta!«.
Después, un centenar de ellos se concentraron el hotel Vila de Calella (Maresme) para insultar, increpar y acosar a los guardias civiles antidisturbios que se alojan allí tras el dispositivo desplegado durante el domingo.
A Calella sempre ens agrada rebre bé als turistes… ara al c. St Josep ( @RadioCalellaTV ) #10TV3 pic.twitter.com/T2PIJcHJnN
— Joan A. Arnau (@Nohose) 1 de octubre de 2017
Los agentes de la Benemérita han tenido que se protegidos por varios Mossos d’Esquadra antes de abandonar la zona en furgonetas de la policía autonómica.
En las imágenes que abren esta información, se puede ver cómo un numeroso grupo de radicales, en su mayoría jóvenes, persigue por la calle al grito de «¡hijos de puta!, ¡asesinos!» a los guardias civiles hasta que los acorralan. En ese momento intervienen un grupo de Mossos que forma un cordón para evitar que los agentes fueran linchados.
La persona que graba toda la acción se da cuenta de la gravedad de los hechos y pide a los violentos que «¡no peguéis, no peguéis!», anticipando las consecuencias que podría acarrear el haber agredido a los agentes.