La ola de suicidios en Baleares no cesa y preocupa a propios y extraños
Durante la pasada madrugada la Policía encontró en un descampado de s´Aranjassa el cadáver del empresario mallorquín Juan Torrens, de 50 años de edad, cuya desaparición había sido denunciada por sus familiares el pasado domingo.
El cuerpo apareció cerca de su coche en un descampado de la localidad mallorquina de s´Aranjassa, con un disparo en el corazón que al parecer se propinó él mismo con una escopeta que fue hallada a sus pies. Esta es al menos la primera versión policial a falta de más investigaciones
El infortunado era el propietario de Fincas Torrens, una inmobiliaria situada en la palmesana calle de San Miguel.
Como se recordará, el pasado lunes otro empresario, esta vez el propietario de una casa de comidas, también situada en Palma, apareció ahorcado en una zona de es Carnatge, tras haber recibido una notificación del juzgado que le instaba a desalojar su negocio por impago del alquiler ese mismo día. La orden la llevaba precisamente en uno de sus bolsillos cuando fue hallado.
La zona donde se encontró el cuerpo sin vida de Juan Torrens se encuentra en las inmediaciones del llamado ‘acantilado de la muerte, en Cabo Blanco, término de Llucmajor, donde el pasado año se precipitaron voluntariamente con sus coches y por un abismo que tiene una caída libre de 200 metros un total de doce personas, a razón de una al mes.
Las barreras que iba a instalar el Consell de Mallorca para tratar de frenar tales acciones no se han ubicado al final ya que, según manifestó la institución a este diario, «todavía no se ha sacado a concurso el proyecto para que alguna empresa se haga cargo de su instalación».
Sea como fuere la creciente oleada de suicidios en la isla preocupa cada vez más.