La institución insular lleva meses diciendo que va a instalar barreras en la zona, pero todo queda en palabras
La alarma saltó el pasado martes, ya de anochecida. Varios testigos afirmaron a la Guardia Civil haber observado cómo un Ford Fiesta efectuaba un brusco giro en la carretera de Llucmajor, enfilando a gran velocidad hacia el fatídico precipicio de Cabo Blanco, por donde se despeñó con su único ocupante desde una altura de unos 200 metros.
Tras detectarse en el fondo de los llamados ‘acantilados de la muerte’ el coche completamente destrozado por el impacto, se decidió a falta de luz esperar a la mañana del miércoles para iniciarse las labores de rescate, en las que participaron una patrullera de la Guardia Civil y bomberos y equipos de montaña (GREIM).
UN MUERTO AL MES DE MEDIA
Fueron estos últimos quienes pudieron acercarse hasta el lugar del siniestro, abriéndose paso entre otros restos de de vehículos que durante los últimos años han corrido igual suerte. La media de conductores suicidas es escalofriante: uno cada mes.
El cadáver estaba atrapado entre un amasijo de hierros retorcidos, y se hizo preciso que durante horas los especialistas utilizaran equipos hidráulicos para liberarlo.
Se trata de un joven de 22 años de edad residente en Palma, de quien no se han facilitado más datos.
El Consell de Mallorca, responsable de la zona, ha quedado una vez más en entredicho, tras sus incumplidas promesas de instalar en el perímetro de 1.100 metros que bordea la zona, desde el punto kilométrico 16,5 al 17,6, unas barreras.
Ahora vuelve a decir que lo hará en unos quince días a través de la Dirección Insular de Carreteras. Las obras tendrán un coste de 60.560 euros y serán ejecutadas por la empresa Treballs del Bosc SL. Mientras tanto sigue la cuenta.
Una de las muertes más sonadas en el lugar tuvo como protagonista hace ya dos años al ex presidente del club de fútbol del Mallorca, el doctor Miquel Dalmau, también ex propietario de la conocida Policlínica Miramar en Palma, quien también se arrojó al vacío con su coche en mitad de un proceso judicial.