Los médicos dicen que es mejor el remedio que la enfermedad: “Sería peor que se suicidara”
Cualquiera diría contemplando a la investigadora científica Chloe Jennings White de la Universidad de Cambridge que sus sueños, lejos de ceñirse a descubrir un remedio para cualquier enfermedad, giran obsesivos en pos de un único e increíble anhelo: quedarse paralítica y pasarse el resto de su vida en una silla de ruedas.
ENFERMA MENTAL
Y no es que trate de una meta que se justifique en aras de un sacrificio personal para llevar cabo un experimento, sino que esta británica de 58 años sufre una enfermedad mental que se conoce como Trastorno de Identidad de la Integridad Corporal, y que se caracteriza entre otras cosas porque uno percibe una parte de su cuerpo como si no le perteneciera, y desea así con ahínco extirpárselo.
La mujer, que goza de una magnífica salud, tiene tal empeño desde niña. Con tan sólo nueve años ya quería emular a uno de sus tíos, quien tras un accidente se quedó postrado, y ya ha intentado en más de cuatro ocasiones provocarse la invalidez por sí misma a través de accidentes de lo más variopinto, aunque ‘no le salieron bien’.
Ahora, según informa el ‘Daily Mail‘, ha conseguido por fin reunir 25.000 dólares para costearse una operación que la dejara parapléjica, después de que durante los últimos años haya estado paseándose como una posesa en una silla de ruedas para ir practicando, ante el pasmo de propios y extraños.
EL DÍA MÁS FELIZ
Sea como fuere a la mujer no hay quien le quite de la cabeza tal idea, y los médicos que la tratan de su trastorno ansioso dice que es mejor el remedio que la enfermedad ya que, su juicio, «sería peor que se suicidara».
Chloe lo tiene clarísimo: El día que deje de sentir ambas piernas será «el más feliz de mi vida», y afirma con una amplia sonrisa que «nunca me arrepentiré de ello».