Zapatero optó por un texto del Antiguo Testamento, para hacer un guiño al diálogo interreligioso y a las raíces multirreligiosas de España
El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, ha leído durante el Desayuno Nacional de Oración al que asiste en Washington invitado por Barack Obama un pasaje del Libro del Deuteronomio. En concreto, 24, 14-15, que reza así: «No explotarás al jornalero pobre y necesitado, ya sea uno de tus compatriotas, o un extranjero que vive en alguna de las ciudades de tu país. Págale su jornal ese mismo día, antes que se ponga el sol, porque él está necesitado, y su vida depende de su jornal. Así no invocará al Señor contra ti, y tú no te harás responsable de un pecado».
Nadie se lo esperaba. Lo ha buscado y rebuscado. Elegido a conciencia, el texto de la Biblia seleccionado por el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, se sale de los caminos trillados habituales. Y sintoniza con los textos clásicos de la Teología de la Liberación, que tanto bien está haciendo en Latinoamérica y tantos dolores de cabeza ocasiona al Vaticano.
Zapatero optó por un texto del Antiguo Testamento, para hacer un guiño al diálogo interreligioso y a las raíces multirreligiosas de España. Con ese texto, entronca directamente con el judaísmo e, indirectamente, con la otra gran religión del Libro, el Islam. Y, por supuesto, con el cristianismo, ue asume como propios los libros de esa parte de la Biblia.Libros que lo acercan a su «hermano mayor» el judaísmo. Un texto, pues, religioso y no exclusivamente cristiano.
En segundo lugar, se trata de un texto liberador. Con una denuncia clara y explícita de la explotación del hombre por el hombre. Un texto que prohíbe tajantemente la explotación. Pero no la explotación de cualquiera, sino la de los trabajadores menos cualificados, la de los jornaleros pobres y necesitados. Los últimos de los últimos.
El pasaje citado por Zapatero no sólo condena la explotación de los jornaleros, sino que, además, precisa que no está permitida ni con los hermanos ni con los inmigrantes. Ni con los de dentro ni con los de fuera.
Además, para el jornalero, autóctono o inmigrante, la Biblia prescribe darle su jornal de cada día «antes de que el sol se ponga», para evitar la explotación en cuanto al número de horas trabajadas. Un jornal diario, porque el que trabaja necesita su sustento y el de su familia cada día. Una clara reivindicación de la justicia, del clásico dar a cada uno lo suyo. Y el que trabaja merece su salario.
El pasaje concluye con una advertencia clara y tajante a los explotadores: «Si no, (el explotado) apelará al Señor, y tú serás culpable». Es decir, el grito de los afligidos llega siempre a los oídos de Dios. Es lo que, teológicamente hablando, la Teología de la Liberación consagró ya en la célebre fórmula de la «opción preferencial» por los pobres.
Es decir, Dios quiere a todos y a todos viene a salvar. Pero estima más o tiene una predilección especial por los más pobres y necesitados. Como la tienen los padres pos sus hijos más débiles.
Por eso, Cristo proclamará que de esos, de los más pobres, «es el Reino de los cielos». Y, en cambio, enviará al rico Epulón, injusto y sin escrúpulos, al infierno de los condenados.
Un canto, pues, a la solidaridad, a la alianza de civilizaciones y a lo mejor de las raíces de las tres grandes religiones monoteístas: la lucha por la Justicia, en contra de la opresión del hombre por el hombre.
«Permítame que les hable en castellano en la lengua en la que por primera vez se rezó al Dios del Evangelio en esta tierra». Así comenzaba este mediodía el presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, su intervención de siete minutos en el Desayuno Nacional de la Oración en Washington, «uno de los actos más cargados de simbolismo de la sociedad americana», como él mismo ha recordado.
Estados Unidos, ha continuado Zapatero, es una nación «alumbrada en la democracia, que no ha dejado de crecer bajo la fuerza de la libertad y que se ha ensanchado «en el respeto a todas las opciones y creencias».
El presidente español se ha atrevido con un pasaje de la Biblia, en concreto del Deuteronomio, para defender la labor de los trabajadores inmigrantes tanto en España como en EE.UU: «No explotarás al jornalero pobre y necesitado, ya sea uno de tus compatriotas, o un extranjero que vive en alguna de las ciudades de tu país. Págale su jornal ese mismo día, antes que se ponga el sol, porque él está necesitado, y su vida depende de su jornal».
En esta línea, ha admitido que su tarea «más acuciante» es la creación de empleo. Además, ha exigido que se vele por «la buena integración de quien viene a trabajar» a España y EE.UU., y por aquellos que «no podemos acoger como las personas de Haití y cuyo infortunio nos lleva a hacer un gran ofrecimienhto de solidaridad».
Por ello, Zapatero ha mostrado su admiración por una nación, EE.UU., «forjada en la diversidad» y ha recordado que España es uno de los países «más multiculturales de las tierras de Europa», donde conviven distintas creencias y religiones, pero sobre todo la cristiana.
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