El arzobispo fue asesinado por un escuadrón de la muerte de civiles y militares de ultraderecha.
Las autoridades salvadoreñas se aprestan a limpiar uno de los mayores baldones que jalonan su conciencia más negra: el asesinato del arzobispo Óscar Romero a manos de un escuadrón de la muerte de ultraderecha. El presidente del país centroamericano, Mauricio Funes, aseguró el sábado que pedirá perdón en nombre de su Gobierno y de la nación por el execrable crimen durante los actos en conmemoración del trigésimo aniversario de la desaparición del carismático prelado, que se celebrarán el próximo 24 de marzo.
«Como presidente, y en nombre del Gobierno que presido, he decidido renovar mi compromiso con esas mayorías necesitadas de nuestro país en un acto simbólico en homenaje a monseñor en la fecha de conmemoración de su martirio. Con ese acto nuevamente pediremos perdón en nombre del Estado, por este magnicidio y por los miles y miles de víctimas inocentes del pasado conflicto», declaró el mandatario durante su alocución previa a un concierto en homenaje al arzobispo.
La vida le fue arrancada a Óscar Romero mediante un disparo efectuado por un francotirador el 24 de marzo de 1980 mientras oficiaba una misa en los primeros meses de la guerra civil. La comisión de la verdad creada para investigar los crímenes cometidos durante el conflicto concluyó que el arzobispo fue asesinado por un escuadrón de la muerte de civiles y militares de ultraderecha.
Además, los cardenales de Guatemala, Rodolfo Quezada Toruño, y de Washington, Theodore Mccarrick, presidirán dos misas en homenaje a Romero.
(RD/Agencias)