Vera López, de 65 años, ejerce desde 2000 como obispo de Saltillo
La Fundación Rafto distinguió hoy en Bergen (Noruega) con el premio del mismo nombre al obispo mexicano José Raúl Vera López por su labor a favor de los derechos humanos y la justicia social.
«Con peligro para su seguridad habla alto y sin miedo sobre las violaciones de derechos humanos, el abuso de poder, la corrupción y la falta de derechos judiciales», señaló el jurado en la argumentación del premio.
Su trabajo demuestra «una voluntad inquebrantable y fe en la acción concreta para mejorar la calidad de vida de la población pobre, vulnerable y oprimida de México«, según el fallo.
Vera López, de 65 años, ejerce desde 2000 como obispo de Saltillo, donde se ha destacado en la denuncia del asesinato y violación de mujeres, la situación de los inmigrantes, la lucha de los derechos de los pueblos indígenas, los campesinos pobres y los trabajadores; la falta de protección de los periodistas, la impunidad policial y militar y la corrupción judicial.
Vera López es «uno de los críticos más valientes contra las violaciones de derechos humanos en el México de hoy, exponiendo los abusos de las fuerzas armadas y denunciando que la militarización creciente de la vida política en México se ha hecho bajo el paraguas de la guerra contra la delincuencia organizada», según la fundación.
Con anterioridad a su labor en Saltillo, había ejercido entre 1995 y 1999 de coadjutor del obispo Samuel Ruiz en San Cristóbal de Las Casas, comprometiéndose en la mejora de los derechos de los campesinos pobres y de los pueblos indígenas.
Ruiz y Vera López contribuyeron a mantener el alto el fuego entre el Gobierno y los zapatistas, después de la rebelión protagonizada por éstos.
La Fundación Rafto ha premiado anualmente desde 1987 a defensores de los derechos humanos y la democracia, entre los que figuran cuatro personas que luego recibieron el Nobel de la Paz: la birmana Aung San Suu Kyi (ganadora del Rafto en 1990), el timorense José Ramos-Horta (1993), el surcoreano Kim Dae-jung (2000) y la iraní Shirin Ebadi (2001).
El premio, dotado con 10.000 dólares, lleva el nombre del profesor Thorolf Rafto, que dedicó su vida a la defensa de la democracia y los derechos humanos, sobre todo en Europa del Este.
La ceremonia de entrega se celebrará el 7 de noviembre próximo en el Teatro Nacional de Bergen. (RD/Efe)