"Tierra, techo y trabajo son derechos sagrados", dijo el Papa Francisco
(Luis Miguel Modino).-Son muchos los motivos que llevan a contemplar el futuro de las CEBs con esperanza. La retomada del espíritu del Concilio Vaticano II y de cómo éste fue traducido a la realidad local por la Iglesia Latinoamericana, especialmente a partir de la Conferencia de Medellín, es algo que se ha hecho palpable a partir del Papa Francisco, quien en la Evangelii Gaudium hace una llamada a descubrir que evangelizar es hacer presente en el mundo el Reino de Dios (EG 176), especialmente en las periferias geográficas, existenciales y culturales (EG 49).
Las comunidades eclesiales de base, desde hace cincuenta años, han llevado a cabo esta misión, siendo presencia del Reino en la vida de tantos hombres y mujeres que fueron colocados al margen de una sociedad en la que el sistema les mostraba que no tenían cabida, haciéndoles ver que ese Reino es una propuesta de cambio real de su situación de vida.
En la vida y el mensaje de Jesús la centralidad de los pobres es clara, de ahí el deseo de Francisco de una Iglesia pobre y para los pobres, una Iglesia donde la presencia de las mujeres sea cada vez más significativa, donde el diálogo con otras confesiones cristianas, religiones o simplemente con aquellos que no reconocen expresamente a Dios, ayude a hacer realidad un mundo mejor para todos. Cuando uno va conociendo la realidad de las CEBs descubre que estos aspectos, tan presentes en la vida del obispo de Roma, son elementos constitutivos de esta forma de ser Iglesia.
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