Que la Alegría del Evangelio pueda estar presente en la vida de quien no tiene casa, alimento, salud, trabajo
(Luis Miguel Modino, corresponsal de RD en Brasil).- Con una multitudinaria celebración, presidida por Monseñor Fernando Saburido, arzobispo de Olinda y Recife, presidente del Regional Nordeste II de la CNBB (Conferencia Nacional de los Obispos de Brasil, por sus siglas en portugués) y que engloba las 21 diócesis de los estados de Alagoas, Pernambuco, Paraiba y Río Grande do Norte, han sido clausurados este sábado, 27 de junio, los actos del Centenario de la diócesis de Cajazeiras, Paraiba, de donde es obispo, desde agosto de 2001, el misionero español de la OCSHA (Obra de Cooperación Sacerdotal para Hispanoamérica), Monseñor José González Alonso.
Ha sido una celebración llena de momentos significativos, que han llegado a emocionar a muchos de los presentes, entre los que estaban una veintena de obispos llegados de diferentes diócesis de la Región Nordeste del país. La alegría del pueblo nordestino se ha hecho presente en los cantos, comentarios y en los diferentes símbolos que han ido apareciendo en distintos momentos y que han hecho memoria de cien años de evangelización y de aquellos que hicieron posible todo lo acontecido en este tiempo.
En su homilía, el arzobispo de Olinda y Recife ha destacado la labor evangelizadora de los siete obispos que ha tenido esta diócesis en este siglo de vida, así como de los sacerdotes, religiosos y religiosas y laicos y laicas que han realizado una destacada tarea evangelizadora en estas tierras, tanto a nivel religioso como de promoción social, recorriendo los caminos polvorientos del Sertão.
También ha querido recordar la figura del Padre Inacio de Sousa Rolim, nacido en Cajazeiras en 1800 y fallecido en 1899, a quien ha definido como el «Anchieta del Nordeste», y que llevó a cabo una verdadera revolución educacional a partir de sus múltiples conocimientos, entre los que podemos señalar los diez idiomas que sabía. De hecho, se conoce Cajazeiras, gracias al trabajo del Padre Rolim, como la ciudad que enseñó a leer al estado de Paraiba.
Este momento ha constituido el punto final de una conmemoración que se inició el 8 de febrero de 2014 y que ha tenido como lema: «Diócesis de Cajazeiras, hace cien años Agradeciendo, Celebrando y Evangelizando por medio de la Palabra, la Liturgia y la Caridad». A lo largo de estos más de 16 meses ha habido momentos importantes a nivel religioso, cultural y socio-caritativo. Entre estos podríamos destacar la Peregrinación de la Imagen de Nuestra Señora de la Piedad, patrona de la diócesis, que desde el 9 de febrero del año pasado hasta el día 26 de junio ha visitado las 61 parroquias, con sus respectivas comunidades, que forman parte de esta circunscripción eclesiástica.
Este tiempo ha coincidido con lo que fueron los preparativos para el inicio del funcionamiento de la diócesis hace un siglo, pues la bula de creación de la diócesis data del 6 de febrero de 1914 y la toma de posesión del primer obispo fue el 29 de junio de 1915, lo que pone de manifiesto las dificultades existentes en aquella época en una región remota y de difícil acceso.
En la celebración eucarística que tuvo lugar en la Parroquia Sagrada Familia el día 26 de junio, con la que se encerraba la peregrinación antes de volver a su casa en la catedral diocesana, Monseñor González Alonso destacaba esa presencia de María en la vida de tantas personas que la han recibido en sus casas para, a ejemplo de las bodas de Caná, poder descubrir lo que les faltaba e interceder ante su Hijo, para que la Alegría del Evangelio pueda estar presente en la vida de quien no tiene casa, alimento, salud, trabajo... y tantas otras cosas que dificultan la vida del pueblo sufrido que habita estas tierras del interior paraibano, donde la falta de agua, fenómeno acrecentado en estos últimos años de prolongada sequía, y todo lo que esto conlleva, hace que la vida de mucha gente no sea siempre fácil.
Este momento constituye el broche de oro de una vida misionera para Monseñor José González Alonso, que se inició en octubre 1965 en la diócesis de la que hoy es obispo, para después continuar en la Archidiócesis de Teresina, estado de Piaui, primero como sacerdote y después como obispo auxiliar y volver como obispo a la diócesis donde había dado sus primeros pasos como misionero. A punto de cumplir los 75 años, y en consecuencia presentar la renuncia como obispo titular, la conmemoración del Centenario es momento de inmensa alegría para quien en ella sirvió al Pueblo de Dios desde el ministerio sacerdotal y episcopal.
«Equilibrio, ternura y fuerza» ha sido lo que ha definido la vida misionera de Don José, en opinión del Vicario General de la diócesis, Padre Agripino Ferreira de Assis. Así decía con motivo de las bodas de oro sacerdotales de Monseñor González Alonso, el 29 de junio de 2014, y que constituyó otro momento importante dentro de las conmemoraciones del Jubileo diocesano.
Que el deseo de Don José González Alonso, en las palabras de agradecimiento final, pueda seguir acompañando la vida de esta diócesis centenaria de la que es pastor: «que nuestra diócesis sea siempre una Iglesia discípula, orante y contemplativa, una Iglesia misionera, servidora y samaritana, una Iglesia pobre y para los pobres, profética y libertadora».