Como pastores, nos sentimos impotentes pero no podemos callar. La vida de la persona es sagrada...
(Agencia Fides).- Al terminar la Asamblea Ordinaria de la Conferencia Episcopal de El Salvador, realizada del 25 al 27 de enero, se ha publicado un «Mensaje de los obispos ante la violencia que sufre el país», en el que los Prelados presentan su gran preocupación por la situación actual que está viviendo El Salvador.
«Como pastores, nos sentimos impotentes pero no podemos callar. La vida de la persona es sagrada… Muchas veces el armamento de los delincuentes supera al de las fuerzas encargadas de la seguridad pública y con frecuencia, estos grupos operan con impunidad…condenamos el perverso comercio de armas y municiones que alimenta el crimen y sigue desangrando al noble pueblo salvadoreño» denuncian los obispos en el texto recibido en la Agencia Fides.
«Es totalmente inaceptable que los criminales sigan enriqueciéndose a costa del sacrificio y sufrimiento de la gente honrada y trabajadora, por medio del robo y las extorsiones. Y nos duele en el alma que cada año miles de salvadoreños huyen de la violencia para salvaguardar su vida, emigrando hacia otros lugares o países. Entre las consecuencias más graves están el abandono de sus bienes, la desintegración familiar y el deterioro de su propia identidad» se lee en el mensaje.
«Ante esta difícil situación que vivimos – concluyen los obispos -, queremos animar a todos a poner nuestra total esperanza en Dios y a trabajar todos por la paz, haciendo efectiva la exhortación del Papa Francisco en la Jornada Mundial de la paz de este año: «Vence la indiferencia y conquista la paz».
Texto íntegro del mensaje de los obispos de El Salvador
«Vengan a mí, los que están… agobiados, yo los aliviaré» (Mt 11, 28)
Mensaje de la Onferencia Episcopal de El Salvador ante la grave situación de violencia que sufre nuestro país
1. Los Obispos de la Conferencia Episcopal de El Salvador, reunidos en
Asamblea Ordinaria en el mes de julio, en las vísperas de la solemnidad del Divino Salvador del Mundo, Patrono de nuestra Nación, ante la aflictiva crisis nacional, a las víctimas de la violencia les expresamos nuestro dolor y cercanía, y en solidaridad ofrecemos a Dios nuestras oraciones.
2. Merece nuestro elogio la actitud valiente y generosa de la población salvadoreña que, a pesar de los problemas por los que atraviesa, no se doblega y sigue adelante en el cumplimiento de sus deberes, con el espíritu trabajador y abnegado que le caracteriza.
Les animamos a no darse por vencidos. Hoy es el momento de vivir de acuerdo a
nuestros principios y valores, a no dejarnos vencer por el mal, sino a vencer el mal con el bien. Es el momento de que todos seamos solidarios con los que sufren y aportar lo mejor de nosotros en favor del bien común.
3. En este momento de mucho sufrimiento, dolor y luto, les animamos a fortalecer su fe y mantener la esperanza, confiando en la misericordia divina; supliquemos al Divino Salvador que proteja y salve nuestra nación. Invitamos a todos a unirnos en oración por la paz. A nuestros sacerdotes les pedimos promover la oración por la paz en todo el país.
Que en todos los templos parroquiales y capillas donde está el Santísimo Sacrament
o, a partir de esta fecha, todos los días jueves y sábados por la tarde, se haga una hora de adoración al Santísimo. Que además se hagan procesiones, Rosarios, ayunos y sacrificios, suplicando a Dios el don de la paz para nuestra Nación.
4.A los que tristemente han optado por la violencia, les urgimos a deponer esa actitud y volver a Dios.
Les advertimosque de todas nuestras acciones daremos cuenta ante el tribunal de Dios, y que nadie escapará de la justicia divina.
5. A las Autoridades del Estado, a los políticos de todos los partidos, y a todas las fuerzas vivas de la sociedad, les pedimos que actúen con responsabilidad, cumpliendo con sus deberes en favor de la sociedad, deponiendo las actitudes negativas de ataque mutuo que generan más división en el pueblo. Por el contrario, es tiempo de unir esfuerzos, con respeto y espíritu de colaboración, para promover la paz y el progreso en nuestra Nación. Les exhortamos a poner su mejor esfuerzo obrando de manera honesta, recordándoles que el fin no justifica los medios.
Pedimos al Divino Salvador del Mundo, por intercesión de la Reina de la Paz y de nuestro Beato Monseñor Romero, el don de la paz para todos.
Dado en la sede de la Conferencia Episcopal de El Salvador, San Salvador, 30 de julio de 2015.