Es un torneo muy grande, Tenemos 16 equipos que vienen de todas partes de los EEUU
(Robinson Ortiz, Red de Seminaristas).- Cerca de 400 Seminaristas de 15 seminarios de los Estados Unidos se reunieron el último fin de semana de enero para disputar el trofeo del Torneo de Baloncesto «Padre Patt O’Malley». Este torneo es organizado cada año por el Seminario Mundelein de la Arquidiócesis de Chicago. La Red de Seminaristas preparó un video acerca del Torneo en el que se observan los comentarios de los participantes y las imágenes del campeonato.
«Es el año 16 que hemos realizado el torneo. Este año el Torneo Padre Patt O’Malley es el más grande que hemos tenido aquí en el Seminario de Mundelein, es probablemente el más grande que tenemos en los EEUU», afirma Robbie Cotta, el seminarista organizador del torneo de este año. «Tenemos 16 equipos que vienen de todas partes de los EEUU. Tenemos equipos de Florida, cerca de Miami en Boynton Beach, Florida. Tenemos equipos de Nebraska, Texas, de la costa Este y del Medio Oeste.
Es un torneo muy grande, cubrimos un área geográfica muy grande en los EEUU y cada año el torneo sigue creciendo. El rector, el padre Kartjie estuvo muy complacido de mantener la tradición y realizarlo este año. Es una gran forma en que nosotros podemos crecer en fraternidad y hermandad y conocer seminaristas de todo el país».
El Torneo tuvo una duración de tres días, comenzando el viernes 29 de enero con la ceremonia de inauguración, en la que participaron el padre James Presta, vicerrector del Seminario de Mundelein, miembros de los Caballeros de Colón, y el seminarista Christian Shiu, de la Arquidiócesis de Chicago, quien fue el encargado de entonar el himno nacional.
«I am pleased to be here in this gym to sing the national anthem of the United States. It is an honor because the national anthem symbolizes the communion of all the brothers and sisters, all the people here», afirma Christian.
Durante el fin de semana, noticias acerca de los partidos pudieron ser seguidas a través de una aplicación. «Mi idea detrás de esto fue ayudar a unir a la comunidad, afirma el seminarista Jonathan Cheever de la Arquidiócesis de Seattle. «Quería encontrar la forma de que familiares y amigos pudieran mantenerse informados de lo que pasa en el Torneo».
Algunos de los seminaristas del Seminario de Mundelein fueron los encargados de trabajar para que el Torneo fuera exitoso. «Durante el juego hay un grupo de seminaristas que ayudan a mantener la cancha limpia, barriendo en el medio tiempo y trapeando durante el juego cuando los jugadores se caen», afirma el seminarista Robert Ryan.
Otro equipo de seminaristas también se encargó de llevar las estadísticas del partido, como lo explica Michael Brungardt, seminarista de la diócesis de Wichita: «En la mesa de control mantenemos el registro de los puntos, las faltas, el tiempo. Es un trabajo extenuante, difícil. Los directores técnicos están gritándote todo el tiempo, pero está bien, lo superamos».
La enfermera del Seminario junto con algunos seminaristas estuvieron muy pendientes durante todos los partidos; y cuando el equipo local jugó sus partidos, incluso una banda musical los apoyaba. «Durante los descansos en el torneo de Mundelein cuando el equipo A de Mundelein esté jugando, un grupo de nosotros ha formado una banda musical para tocar durante los tiempos fuera y los intervalos del partido», afirma Jeff Burton, seminarista de la diócesis de Gary.
Los equipos se prepararon muy bien para jugar el Torneo de Baloncesto en este fin de semana. Robert Carlton, seminarista de la Arquidiócesis de Chicago, es el director técnico del equipo de Mundelein. «Mi meta es dirigir a los jugadores y asegurarme de que todos tengan suficiente tiempo, pero también recordar que tenemos una tarea que realizar que es ganar el torneo», afirma Robert.
Los jugadores que participaron se mostraron muy confiados de poder ganar este Torneo. Ellos nos contaron sus impresiones después de los partidos.
En la final del torneo, el ganador fue el Seminario de Mundelein, el seminario local. Su vicerrector, el padre James Presta afirmó que el torneo «fue una oportunidad no solo para jugar baloncesto, sino para compartir en fraternidad y el entusiasmo del sacerdocio».