El pueblo de Nicaragua en estos últimos años ha sentido en la Conferencia Episcopal de Nicaragua una palabra de sabiduría evangélica encarnada en una realidad política tan difícil y tan compleja
(Israel González Espinoza, corresponsal de RD en Nicaragua).- Monseñor Silvio José Báez, OCD Obispo auxiliar de Managua habló en exclusiva con la corresponsalía de Religión Digital en el país centroamericano dónde abordó diferentes temas pastorales, políticos y sociales en el contexto que vive actualmente el país centroamericano, tales como la situación de los migrantes varados en la frontera nicaragüense con Costa Rica, las lesiones a la libertad religiosa impuestas por el gobierno de Daniel Ortega hacia la entrada de misioneros extranjeros al país así como el trabajo articulado que están realizando los Obispos que integran la Conferencia Episcopal de Nicaragua (CEN) como un servicio profético para el pueblo de Dios.
Monseñor Silvio José Báez, que por muchos años fue profesor de teología en Roma es uno de los Obispos más queridos del país y uno de los que más peso y autoridad moral tiene dentro de la sociedad nicaragüense debido a su franqueza y sus declaraciones incisivas sobre la situación del país.
Cada vez que puede, interactúa con los internautas en Facebook y Twitter y suele visitar las parroquias más alejadas de la Arquidiócesis de Managua para visitar a los más pobres y escucharlos. Para esta entrevista, nos atiende en la sacristía de la iglesia San Agustín de Managua, en pleno centro de la capital donde éste domingo realizó una visita pastoral.
El Obispo carmelita compartió con Religión Digital que este 29 de agosto partiría hacia Roma a dos reuniones con Obispos de todo el mundo, invitado por la Congregación de Obispos presidida por el Cardenal Marc Ouellet.
Del mismo modo, Monseñor Báez compartió que apoya y se adhiere plenamente a la línea que viene desarrollando Papa Francisco; siendo uno de los pocos Obispos nicaragüenses que apoya abiertamente las iniciativas de Jorge Mario Bergoglio.
Monseñor Báez, muchas gracias por atender esta entrevista. ¿Podría compartirnos un poco más acerca de esta invitación que recibió de la Congregación de Obispos de la Santa Sede para asistir a estos dos encuentros en Italia?
Recibí hace como dos meses una carta personal del Cardenal Marc Ouellet, prefecto de la Congregación para los Obispos en el que gentilmente me invitaba para participar en dos encuentros en Italia en el mes de septiembre. El primero se va a realizar en la ciudad de Nemi y es un tiempo de intercambio, de vivencias y de trabajo pastoral entre Obispos de distintas naciones.
El segundo encuentro va a tener un tono más espiritual, de convivencia y retiro comunitario desde la perspectiva de la espiritualidad jesuítica. Y todo va a concluir el último día con una audiencia y un almuerzo con el Santo Padre según las indicaciones que nos han llegado.
¿Cuáles son las expectativas que usted tiene de cara a estos encuentros? Nos ha dicho que el primer encuentro va a realizarse con Obispos de todo el mundo.
Yo he visto como una gracia especial esta invitación de la Congregación para los Obispos al cumplir siete años de episcopado. Después de siete años, esta especie de tiempo de reflexión, de convivencia y oración creo que me va a servir, sobre todo para ampliar horizontes, confrontarme con otras experiencias, aprender de otros Obispos que tienen otras realidades y experiencias distintas a la mía.
Al mismo tiempo, llevo toda la ilusión de poder compartir también mi experiencia como Obispo auxiliar de Managua en éstos siete años, en medio de una situación como la de Nicaragua, tan confusa, tan enigmática muchas veces, en medio de un pueblo temeroso de expresarse, con grandes incertidumbres sociales y políticas de cara al futuro en donde la Iglesia ha tenido en estos últimos años una línea profética muy clara de denuncia de todo aquello que ha atentado contra el estado de derecho, la división de poderes, el imperio de la ley sobre la voluntad de los poderosos, la Iglesia ha estado al lado de la gran mayoría del pueblo y ha denunciado todas éstas cosas con un gran valor y con un gran sentido evangélico.
El pueblo de Nicaragua en estos últimos años ha sentido en la Conferencia Episcopal de Nicaragua una palabra de sabiduría evangélica encarnada en una realidad política tan difícil y tan compleja y lo que el pueblo, creo yo, que ha apreciado, es que ha sabido ver y escuchar en nosotros -Obispos de Nicaragua- una voz de pastores en medio de una realidad política tan compleja.
Recientemente el Papa Francisco le escribió una carta al Obispo italiano de Ventimiglia-San Remo sobre la situación de los migrantes que llegan hacia esa Diócesis. Recién el día de ayer (antier) usted le manifestaba al presidente del Parlamento Centroamericano (PARLACEN) José Antonio Alvarado que era necesario que las autoridades del istmo centroamericano y de Nicaragua hicieran algo para ayudar a los migrantes varados en la frontera nica-costarricense. ¿Sigue esta petición firme? ¿Es también una preocupación de sus demás hermanos en el Episcopado?
En la última reunión de la Conferencia Episcopal de Nicaragua, los Obispos lo tratamos, lo abordamos, sobre todo escuchando a los Obispos más directamente implicados porque las diócesis de ellos son limítrofes con la frontera sur con Costa Rica. El problema nos ha preocupado. Sólo que en el último comunicado no hablamos de esto, para no distraer la atención del punto focal que eran las elecciones de noviembre.
A mí personalmente, me preocupa. Me duele. Ayer (antier) cuando en el Aeropuerto de Panamá me encontré con José Antonio Alvarado, nicaragüense, presidente del PARLACEN, no perdí la oportunidad de hacerle tomar conciencia que es un problema regional. Es verdad que afecta directamente a Nicaragua, pero es un problema que se tiene que abordar desde Centroamérica y el PARLACEN es un organismo que entre sus prioridades debería estar el resolver este tipo de problemas sociales inesperados. Hable con él, fue muy gentil, me escuchó y me dio las gracias por haberle recordado eso. Le dije: es un problema humano, esto no es político. Te lo pido en nombre de la misericordia de Dios.
Lo que hagamos con uno de éstos emigrantes lo hacemos con Jesús. Es la hora de abrir caminos, buscar estrategias, unir fuerzas y buscar soluciones. Lo que falta es buena voluntad. Yo entiendo que los países de Centroamérica no tengan la capacidad económica para acoger una cantidad tan inmensa de emigrantes que se nos vienen de otros países, pero, es posible con buena voluntad, con diálogo y ayuda organizada entre todos los países de la región, poder abrir un corredor humanitario, encontrarle una salida a esta gente. ¡Lo primero es liberarnos de la idea que los migrantes son delincuentes e ilegales! Ningún ser humano es ilegal. Un emigrante es un ser humano como nosotros que está buscando una vida mejor. Las fronteras las hemos hecho los hombres. Y lo que dejemos de hacer por ellos, se volverá contra Centroamérica, y nos volverá más deshumanos.
El gobierno de Nicaragua tiene que ser más humano con los emigrantes. Yo ayer me atreví incluso a decirle a José Antonio Alvarado. ¿A quién es que están sirviendo? ¿Por qué es que no resuelven este problema? ¿Le están haciendo un favor a los Estados Unidos? ¿Es con ellos que quieren quedar bien? ¿O quieren quedar bien con el descarte de la sociedad? Con estos pobres, niños hambrientos, familias enteras, mujeres embarazadas, ancianos que están sufriendo y le dije a José Antonio (Alvarado): Hay sufrimiento humano. Y cuando el sufrimiento es grande como el que tenemos aquí, a las puertas de nuestra frontera sur en Nicaragua, no podemos cruzarnos de brazos. El gobierno no puede tratarlos como delincuentes y simplemente, decir que por cuidar la soberanía nacional nos hacemos indiferentes ante el dolor humano. El dolor humano prevalece ante cualquier otro valor.
Recientemente el gobierno de Nicaragua emitió una serie de restricciones para misioneros, ya sea católicos o evangélicos que deseen entrar a Nicaragua. ¿Éste es un tema que le preocupa como Obispo?
Esta es una preocupación que a mí me tiene desconcertado. También se lo dije ayer (antier) al presidente del PARLACEN porque es inexplicable. Son muchos los signos. Se han detenido a fieles sencillos que venían a un santuario de Nicaragua, en Popoyuapa (Rivas, sur del país) simplemente a venerar a la imagen del Jesús del Rescate y no se les dejó pasar. Se detuvo a una gran cantidad de laicos que venían de El Salvador a una escuela de formación teológica en la Diócesis de Jinotega (norte de Nicaragua). Ahora, se ha detenido también a una gran cantidad de misioneros no católicos.
Y por otra parte, algo que no ha salido a la luz en las noticias de Nicaragua pero yo como encargado de Vida Consagrada en la Conferencia Episcopal lo sé, y es que han subido enormemente los aranceles de la residencia en Nicaragua para los religiosos y religiosas extranjeros. Lo cual a las comunidades religiosas, que tienen muchos extranjeros, les resulta oneroso, terriblemente difícil de pagar.
Y a muchos seminaristas que vienen del extranjero a seminarios nuestros, los están llamando a Migración a dar declaraciones y someterlos a interrogatorios. Yo le decía a José Antonio Alvarado: ¡Media por favor ante el gobierno de Nicaragua! Tú eres presidente de una organización supranacional que es el PARLACEN. ¿Cuál es el motivo por el cual estar deteniendo el ingreso y poniendo dificultades a personas creyentes? ¿Qué es lo malo que los creyentes pueden traerle a Nicaragua? Católicos y no católicos. Yo espero que el gobierno de Nicaragua recapacite y supere esta actitud y elimine todas estas trabas porque no hay motivo, o que dé claramente las motivaciones que hay detrás.
Dejando de un lado la coyuntura socio-política del país, ¿Podría decirnos cómo anda el trabajo de los Obispos de Nicaragua de cara al impulso evangelizador que envía desde Roma el Papa Francisco?
El trabajo pastoral de los Obispos de Nicaragua se ha caracterizado a lo largo del tiempo en ser Obispos cercanos al pueblo. Algo que el pueblo de Nicaragua valora mucho es la cercanía amigable y pastoral de los Obispos. La visita constante a las comunidades y la atención personal y comunitaria a las distintas realidades de las Diócesis. Entre nosotros, en la Conferencia Episcopal, hay una gran colaboración en cuanto a iniciativas pastorales, en donde pretendemos llevar adelante el espíritu de la Evangelli Gaudium a través de números proyectos de pastoral que luego cada Diócesis organiza individualmente con su propio Obispo, pero dos características de la pastoral de los Obispos de Nicaragua son la sencillez, la pobreza, la cercanía al pueblo, y el espíritu de la Evangelii Gaudium animando el trabajo evangelizador de cercanía a las comunidades, preocupándonos por el anuncio de Jesucristo y por la promoción humana de nuestra gente.
Para finalizar Monseñor, sé que usted es un lector asiduo de nuestro portal. También ha brindado su apoyo a la iniciativa Pro Papa Francisco que promovemos en RD. ¿Tiene algún mensaje conclusivo que quisiera dejarnos como medio de comunicación al concluir esta entrevista?
A Religión Digital yo les saludo con profundo cariño y admiración. Soy seguidor de RD desde hace muchísimos años, cuando era profesor ordinario de Sagrada Escritura en la facultad del TERESIANUM de Roma, que es la facultad de los padres carmelitas.
Desde que yo conocí RD, se me volvió el portal de noticias que me abre el horizonte al corazón de la Iglesia en el mundo, admiro el trabajo que realizan José Manuel Vidal y Jesús Bastante, a los dos los admiro.
Cuando lanzaron la campaña a favor del Papa Francisco, fui de los primeros que la apoyé porque creo que el Papa Francisco es un don para el mundo y para la Iglesia. Yo soy un franco y decidido «apoyador» de las reformas y los caminos evangélicos del Papa Francisco en la Iglesia y en el mundo de hoy.
Y le deseo a RD muchos éxitos, que la labor evangelizadora que realizan siga adelante porque en el mundo de lengua española, hacen mucho bien. Nos ponen a la Iglesia al alcance de la mano, y como Iglesia nos ponen el sufrimiento humano al alcance del corazón. Un saludo cariñoso.