Los participantes han emitido una moción de repudio a la política de encarcelamiento masivo de personas pobres y a la selección punitiva del Sistema Judicial
(Luis Miguel Modino, corresponsal en Brasil).- En una sociedad en que la violencia se ha establecido como elemento que marca las relaciones interpersonales, es necesario reflexionar para poder encontrar caminos que ayuden a construir un mundo más fraterno, en el que sea construida una cultura de paz.
Hacer realidad ese propósito es uno de los desafíos del 30º Curso de Verano del CESEEP, Centro Ecuménico de Servicios a la Evangelización y Educación Popular, por sus siglas en portugués, que está siendo realizado en São Paulo, desde el pasado día 9 y se va a prolongar hasta el próximo día 14, teniendo como tema «Educar para la Paz en tiempos de injusticias y violencias», y en el que están presentes unas 500 personas, entre participantes, monitores y visitantes.
Como señalan desde el propio CESEEP en la presentación del curso, la injusticia y la violencia afectan de forma decisiva a la vida de los más pobres y vulnerables, lo que ha hecho que se instale en el subconsciente de las personas un clima de miedo. A las formas tradicionales de violencia se han unido otras, como el sistema financiero, los medios de comunicación, la «guerra» en el tránsito de las grandes ciudades y carreteras.
Constantemente aparecen denuncias de violencia doméstica, de violencia urbana contra los jóvenes negros, los sin techo, de violación de los derechos y territorios indígenas, de trabajo esclavo, de intolerancia religiosa, racial, de género, de un sistema sanitario que mata… Sin olvidarnos de la violencia del tráfico de drogas, de los grupos de exterminio y de la propia policía, que abusa de su autoridad, contra los movimientos sociales organizados.
Delante de esta situación de miedo, que atemoriza a la gente, el 30º Curso de Verano, siguiendo la intuición del profeta Isaias, que dice que «la paz es fruto de la justicia», quiere traer iniciativas que ayuden a denunciar y superar las injusticias, crear instrumentos de socorro y amparo para las víctimas y proyectos pedagógicos que impulsen una cultura de paz.
Este tema de la violencia toma especial relevancia tras las recientes masacres en presidios brasileños. De hecho, los participantes han emitido una moción de repudio a la política de encarcelamiento masivo de personas pobres y a la selección punitiva del Sistema Judicial. Lo más sangrante de la situación, como denuncia la nota, es que el sistema penitenciario brasileño nunca cumplió y nunca cumplirá las funciones que declara desempeñar, reinsertar y reeducar, y que muchos de los encarcelados nunca fueron investigados, encausados y mucho menos procesados, juzgados y condenados.
Todo esto es consecuencia de una política de encarcelamiento masivo de las personas pobres, propia de un Estado que se ha puesto al servicio de las élites económicas. En este sistema lo que opera es la lógica penal y policial, que oprime y violenta a la población de las periferias.
A lo largo de estos días, a partir del análisis de la realidad social brasileña y mundial, ésta será abordada desde el punto de vista bíblico, teológico y pastoral, intentando, con la ayuda de asesores de renombre, encontrar caminos de paz en un mundo en el que la violencia se quiere imponer a toda costa.
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