Las únicas autoridades "que pueden hablar en nombre, de forma oficiosa, del Papa y del Vaticano" son dos: el enviado especial, Claudio María Celli, y el nuncio Giordano
(C.D./Agencias).- ¿Esfuerzo del Gobierno para reactivar el diálogo o estafa? Las partes implicadas en el proceso de paz en Venezuela están divididas ante la reunión que este martes han mantenido el presidente Nicolás Maduro y el nuncio apostólico Aldo Giordano. Entretanto, el cardenal Urosa ha advertido que la Iglesia no volverá a la mesa de negociaciones hasta que no haya nuevas elecciones.
Al referirse al encuentro entre Maduro y Giordano, el excandidato presidencial opositor Henrique Capriles calificó como «una estafa» el proceso de diálogo emprendido con la mediación del Vaticano y la Unión de Naciones Sudamericanas (Unasur) en busca de soluciones a la grave crisis política y económica venezolana.
El mandatario socialista recibió a Giordano en el palacio de Miraflores, un día después de conversar allí con el expresidente del gobierno español José Luis Rodríguez Zapatero, integrante de la misión de la Unasur junto con los expresidentes Martín Torrijos (Panamá) y Leonel Fernández (República Dominicana).
Las citas, según la televisora estatal VTV, forman parte del «esfuerzo por parte del Gobierno Nacional para reactivar el diálogo». No trascendieron mayores detalles.
Pero Capriles advirtió que los líderes de oposición no serán «tontitos útiles». «Cada vez que hay una situación de crisis y señalamientos graves contra el gobierno, Maduro llama al diálogo (…). Espero que el Vaticano tenga una posición firme«, dijo el dirigente a través de la red social Periscope.
Así, Capriles aludió a las sanciones del Departamento del Tesoro de Estados Unidos contra el vicepresidente Tareck El Aissami por supuestos nexos con el narcotráfico.
Las conversaciones de la mesa de diálogo, abierta en octubre pasado, fueron congeladas el 6 de diciembre, después de que la oposición acusara al Gobierno de incumplir los acuerdos pactados.
Este martes, el Vaticano anunció la disposición del Papa Francisco a una posible reunión en la Santa Sede con delegados del Gobierno de Maduro y la oposición, a fin de reanudar contactos. «Estamos listos», expresó entonces Giordano.
Por su parte, el cardenal arzobispo de Caracas, Jorge Urosa Savino, declaró que ningún representante de la Iglesia se sentará en la mesa de diálogo hasta que el Gobierno no convoque nuevas elecciones.
«Se tienen que cumplir con los acuerdos establecidos en la reunión del 30 de octubre, que eran básicamente que se definiera y ejecutara la ruta electoral. Resulta que ahora se está hablando que las elecciones no son importantes y el Consejo Nacional Electoral no acaba de convocar las elecciones regionales, que debían realizarse el año pasado y por eso el llamado es a que se convoquen las elecciones a la brevedad posible«, afirmó el cardenal.
El prelado asimismo arremetió contra el Consejo Nacional Electoral del país por el proceso por el que los partidos políticos deben verificar su lista de inscritos, ya que dicho proceso, a su juicio, les exige requerimientos de imposible cumplimiento.
«Yo creo que el Consejo Nacional Electoral está en mora con el pueblo venezolano», declaró Urosa en esta línea. «A mí me llama mucho la atención las trabas que pone el CNE para la renovación de la nómina de los partidos, porque están poniendo condiciones imposibles de cumplir y yo creo que ellos no tienen derecho a impedirle a los partidos su funcionamiento y al pueblo venezolano el ejercicio de su derecho al voto. Creo que es una situación que debe inmediatamente resolverse en favor de la participación del pueblo venezolano en la conducción de los destinos del país».
Estas declaraciones del cardenal Urosa rápidamente fueron rechazadas por el Defensor del Pueblo, Tarek William Saab, quien recordó que las únicas autoridades «que pueden hablar en nombre, de forma oficiosa, del Papa y del Vaticano» y de ahí decidir sobre la participación de la Iglesia en futuras negociaciones son dos: el enviado especial del Papa, Claudio María Celli, y el nuncio Giordano.
«Yo creo que el representante de la Iglesia, facultado y legitimado para hablar de estos temas es tanto el representante del Vaticano aquí, como el representante del papa. Los otros voceros que pudieran haber de la iglesia no tienen la legitimidad que tienen estos dos personeros«, sentenció Saab.
«Cuando uno escucha, lamentablemente, algunas palabras o profecías de voceros de la Iglesia venezolana, uno interpreta que no le están hablando a todo el país sino solamente a un sector de la nación, y creo que eso es un error», prosiguió el político, antes de zanjar la polémica con una afirmación rotunda al hilo de que «no está truncada la posibilidad del restablecimiento del diálogo».
Los comentarios de Saab, no obstante, no parecen haber hecho mella en la determinación de Urosa de trabajar para que hay nueva elecciones en Venezuela. Este jueves el cardenal ha vuelto a insistir en que el Gobierno toma medidas que violan los derechos de los venezolanos y que se «burla» de la participación del Vaticano en el diálogo entre el oficialismo y la oposición.
«Parece que el gobierno sigue burlándose del Vaticano y de la Iglesia Católica, porque toma una serie de medidas que van en contra de lo establecido en el diálogo. Fortalece el ataque a la Asamblea Nacional, violenta la inmunidad parlamentaria y no liberan a los presos que ya deberían ser excarcelados», expresó en una entrevista al Circuito Éxitos.
Urosa Savino explicó que el presidente Nicolás Maduro atacaba a la Iglesia Católica antes de necesitar su respaldo para las conversaciones con la Mesa de la Unidad Democrática (MUD). «Era un ataque violentísimo e injusto. A pesar de eso, la Iglesia siempre estuvo dispuesta a colaborar en el diálogo».
El arzobispo instó a los representantes del Gobierno a resolver los problemas sociales y económicos de los ciudadanos para que llegue a un consenso con la oposición venezolana.
«La pobreza está afectando a todos los venezolanos. Todos somos cada día más pobres. Hay muchísima gente comiendo de la basura y además tenemos un terrible problema político que es que el gobierno no respeta la voluntad de los venezolanos al no reconocer a la Asamblea Nacional. Este conflicto político crea mucho descontento», agregó.