El mes pasado, el cardenal denunció que el decreto de Trump por el cual se prohibía temporalmente el ingreso a las personas provenientes de siete países de mayoría musulmana era "descabellado"
(J. Bastante/Agencias).- El cardenal de Newark, Joseph Tobin, junto a varios líderes políticos y religiosos, impidieron este viernes que un inmigrante mexicano que llegó ilegalmente a Estados Unidos hace décadas fuera deportado. Catalino Guerrero, de 59 años y con cuatro hijos (y otros tantos nietos), supone «un rostro, más allá de estadísticas o demonios», apuntó el purpurado, uno de los hombres de confianza del Papa Francisco en EE.UU.
«Ustedes pueden ver cuál es el aspecto de Catalino, y han escuchado cómo ha vivido», dijo el cardenal. «Ahora vamos a solicitar a las autoridades que determinarán su destino que no sólo vean su rostro, sino también el nuestro», subrayó Tobin.
Guerrero ingresó a Estados Unidos ilegalmente desde México en 1991. Desde entonces, ha trabajado constantemente, ha pagado impuestos, es propietario de su casa y no tiene antecedentes delictivos, tal y como subrayó el senador demócrata Bob Menéndez. Hace varios años solicitó un permiso de trabajo, pero llenó un formulario de manera incorrecta y por error pidió asilo.
El abogado de Guerrero, Cesar Estela, afirmó que su cliente tiene diabetes y hace varios años sufrió un derrame cerebral. Estela indicó que aprovechará la extensión otorgada para iniciar el trámite de residencia legal.
La deportación del inmigrante ha sido demorada principalmente debido a sus problemas médicos, señaló el abogado. Sin embargo, en una reunión con abogados del ICE el mes pasado, a Guerrero se le dijo que programara entregar su pasaporte el viernes. Estela indicó que ese mismo día trató de obtener una suspensión de un año en la deportación de su cliente, pero no se le concedió. La próxima audiencia sobre el caso será el 22 de mayo.
«Espero que el presidente Trump esté viendo esto, porque Catalino Guerrero no es un mal hombre», afirmó Menéndez, refiriéndose al término utilizado por el mandatario para la gente que sería objeto de deportación.
Tobin es uno de los obispos norteamericanos más críticos con las políticas anti-inmigración de Donald Trump, y discutió con el vicepresidente Mike Pence cuando, como gobernador de Indiana, quería impedir que los refugiados sirios se asentaran en el estado. En ese entonces, Tobin era arzobispo de Indianápolis.
El mes pasado, el cardenal denunció que el decreto de Trump por el cual se prohibía temporalmente el ingreso a las personas provenientes de siete países de mayoría musulmana era «descabellado», e indicó que los legisladores deberían enfocarse en corregir las leyes que regulan la inmigración y no en una deportación a gran escala.