Nos honra tener a quien ha dedicado gran parte de su vida a defender los derechos de los pobres
(Xavier Villaverde).- Hemos asistido en el palacio presidencial a un evento que podría parecer protocolario, pero que para los que somos parte de la iglesia de los pobres ha tenido una gran relevancia: el Presidente Rafael Correa ha condecorado a Frei Betto con la más alta condecoración que el Ecuador otorga a una persona extranjera.
Más allá de lo que supone en sí este reconocimiento, lo importante es lo que se ha dicho y que expresa realidades vitales y reflexiones profundas acerca de la realidad latinoamericana.
Resumo el contenido de algunos párrafos del discurso de Frei Beto (la transcripción no es literal):
Es de agradecer este reconocimiento no a mi persona, sino a todas las personas de las comunidades de base, de las favelas de Sao Paulo y de la cárcel donde me puso la dictadura brasilera por más de 4 años. Me pusieron con los presos comunes y yo tenía miedo, pero ahí me di cuenta que ellos me tenían más miedo a mí, porque pensaban que al ser un preso político debía liderar un grupo terrorista.
Al salir me fui con otros compañeros dominicos a vivir a una favela y ahí entendí cómo estas personas entienden a Dios, a Cristo, cómo viven la fe y la convierten en solidaridad. ES que entre los empobrecidos, entre las personas que son descartadas y que sufren la miseria está Dios.
De todas estas personas he aprendido lo poco que sé, gracias a ellas he comprendido mejor a Cristo y el Evangelio; a mí no me gusta hablar de coincidencias sino de Cristodencias.
En una de esas Cristodencias pude coincidir en Puebla con Monseñor Romero y con Monseñor Proaño, dos santos de nuestra América. Ayer visité la tumba de Monseñor Proaño cerca de Ibarra y recordé su mensaje de amor por los indígenas.
Monseñor Romero, al que el papa Francisco va a canonizar próximamente, descubrió la injusticia y la opresión que sufría El Salvador después del asesinato del padre Rutilio Grande, en Puebla le entregué mi libro de cartas escritas desde la cárcel Desde las Catacumbas y me dijo: «Quizás pronto yo tenga también que escribir desde la cárcel». Como sabemos, no le dieron siquiera esa oportunidad.
He mantenido una relación por más de 30 años con Fidel Castro y debo decir que el mejor discurso que se dio en su funeral fue el de Rafael Correa.
Contra lo que algunos piensan yo nunca he sido afiliado a ningún partido político, pero sí he militado en el movimiento de los sin tierra, en la central de los trabajadores y he apoyado siempre a los movimientos sociales.
Ahora hay una reacción de la derecha a nivel latinoamericano, pero yo miro el futuro con esperanza, porque hay semillas que han crecido y no van a poderlas matar. Gracias, presidente por estos 10 años de gobierno al servicio de los pobres, hay que tener confianza, el pesimismo hay que guardarlo para tiempos mejores.
De su lado, el presidente Correa indicó que Betto es uno de los mayores referentes de la teología de la liberación de América Latina. «Nos honra tener a quien ha dedicado gran parte de su vida a defender los derechos de los pobres». También recordó que Betto fue encarcelado y torturado por la dictadura militar brasileña, «ahí sí por pensar diferente».
Citó numerosos textos de Medellín, Puebla, de la Laudato si del papa Francisco, al que definió como un reverdecer y renovarse de la Iglesia.
En parte de su discurso, el Mandatario se refirió a las inequidades existentes en la región. «América es el continente más cristiano del mundo, pero también el más injusto». «La superación de la pobreza es el mayor imperativo moral de nuestra América y el mundo entero», apuntó Correa.
Añadió que en la actualidad la pobreza no es producto de la escasez, es el resultado de sistemas injustos y excluyentes.
Señaló también que la teología de la liberación, el desarrollo social y el nuevo socialismo en libertad se juntan en la justicia social y el combate a las desigualdades.
En el acto sólo eché en falta una ausencia, la de nuestro hermano Patricio Cabezas que mañana cumple el mes de fallecimiento, sin duda lo ha estado mirando junto al Padre.