Violencia contra la persona y la vida, contra la familia, tráfico de drogas y otros negocios ilícitos, excesos en el uso de la fuerza policial, corrupción, sonegación fiscal, malversación de los bienes públicos, abuso del poder económico y político
(Luis Miguel Modino, corresponsal en Brasil).- Se ha clausurado este viernes, 5 de mayo, la 55ª Asamblea de la Conferencia Nacional de los Obispos de Brasil (CNBB), que pasará a la historia como aquella en la que los obispos brasileños se posicionaron contra una situación económica, social y política insostenible.
Una vez más el episcopado brasileño, en una nota firmada por la Presidencia de la CNBB, encabezada por el Arzobispo de Brasilia, Cardenal Sergio da Rocha, en la que se recoge el sentir de gran parte del episcopado del país, como así han mostrado en diferentes entrevistas a lo largo de los diez días en que han estado reunidos, han dejado claro que no aceptan un país en el que «agentes públicos y privados ignoran la ética y dejan de lado los principios morales«.
Al mismo tiempo se muestran contrarios a aquello que hoy marca negativamente a la sociedad brasileña, situaciones de las que son víctimas principalmente los más pobres: «la violencia contra la persona y la vida, contra la familia, tráfico de drogas y otros negocios ilícitos, excesos en el uso de la fuerza policial, corrupción, sonegación fiscal, malversación de los bienes públicos, abuso del poder económico y político, poder discrecional de los medios de comunicación social, crímenes ambientales».
Todo esto, en opinión de los prelados, pone en riesgo al Estado democrático, lo que reclama la necesidad de «construir una democracia verdaderamente participativa». Los obispos no dudan en denunciar proféticamente que «a los políticos no les es lícito ejercer la política de otra forma que no sea para la construcción del bien común» y que deben ser superado todo aquello que lleva a «atender intereses privados en detrimento de los intereses públicos». Del mismo modo se posicionan contra la «primacía del mercado» y reclaman «políticas públicas que atiendan a la población, especialmente la que se encuentra en situación vulnerable».
Tampoco se olvidan del poder judicial, de quienes se espera «actuación independiente y autónoma, en el estricto cumplimiento de la ley», ni de los medios de comunicación, qe deben ser «libres, plurales e independientes, para que se pongan al servicio de la verdad».
Esta postura profética es lo más destacado de una 55ª Asamblea en la que han aparecido otros elementos que sin duda son importantes para la Iglesia Católica brasileña. La reflexión sobre la Iniciación cristiana, que ha tenido como fruto un documento que ha sido aprobado en plenario, ha partido del Documento de Aparecida y el Ritual de Iniciación Cristiana de Adultos (RICA), insistiendo en una Iglesia que sea comunidad kerigmática y misionera, mistagógica y materna, que provoque que las personas se encanten con Jesús y el Misterio de Dios.
El nuevo documento pretende, como ha señalado en su presentación pública el Obispo Auxiliar de Porto Alegre, Monseñor Leomar Brustolin, ayudar en la «transmisión de la fe a las nuevas generaciones». Al mismo tiempo ha hecho ver «la preocupación de la Iglesia en formar no sólo adeptos, sino discípulos«.
También ha tenido un papel destacado el recuerdo de los 500 años de la Reforma Luterana, lo que motivó una celebración ecuménica, en la que participó el Primado de la Iglesia Anglicana en Brasil, así como representantes de otras Iglesias. En este sentido, Monseñor Francisco Biasin, Presidente de la Comisión Episcopal para el Ecumenismo, ha señalado que la Iglesia católica está pasando del conflicto a la comunión con la Iglesia Luterana y que la Iglesia Católica en Brasil quiere rehabilitar la figura de Lutero, reconociendo sus contribuciones.
Otro de los aspectos tratados ha sido la Evangelización de la Amazonia, elemento que tiene el aprecio del Papa Francisco, como señaló Monseñor Erwin Kräutler, Obispo Emérito de la Prelatura del Xingú y unas de las voces más respetadas en la Amazonia Brasileña. El prelado ha destacado la importancia de la Red Eclesial Pan-Amazónica (REPAM), que «quiere y pretende hacer una articulación en la acción pastoral y evangelizadora entre los nueve países» que forman parte de esta Red, destacando la importancia de los pueblos indígenas, quienes necesitan el apoyo de los obispos.
En este sentido ha resaltado la importancia de los Seminarios sobre la Laudato Sí que se están llevando a cabo en la región amazónica. La importancia de estos encuentros estriba en que agentes de pastoral y representantes de pueblos tradicionales han tejido redes y establecido relaciones para promover la transformación de la realidad local.
Los obispos brasileños han hecho memoria de los 300 años de Aparecida, celebrados este año, han definido la sede del próximo Congreso Eucarístico Nacional, que será celebrado en Recife en noviembre de 2018, y han reflexionado sobre el 14º Intereclesial de las Comunidades Eclesiales de Base (CEBs), que tendrá lugar el próximo mes de enero en Londrina. En este sentido, el Arzobispo de Aparecida, Monseñor Orlando Brandes, hasta hace poco arzobispo de la ciudad sede del Intereclesial, ha destacado que las Comunidades Eclesiales de Base van a ayudar a todos a crecer en el profetismo y en la dimensión social del Evangelio y de la fe.
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