Los Heraldos del Evangelio fueron reconocidos por el Pontificio Consejo para los Laicos el 22 de febrero de 2001 como Asociación Privada de Fieles de derecho pontificio; y están presentes en más de 70 países actualmente
El fundador y Superior General de los Heraldos del Evangelio, Mons. João Scognamiglio Clá Dias, renunció a su cargo el pasado 2 de junio. La información la dio a conocer Gaudium Press este lunes 12 de junio, en una nota que titula «Destinado a una más alta misión», en la que señala que Mons. Clá Dias ha renunciado a los cargos de Superior General de la Sociedad Clerical de Vida Apostólica Virgo Flos Carmeli y de Superior General de los Heraldos.
En la carta, el sacerdote brasileño afirma: «Considerando mis 77 años, sesenta de los cuales han sido de labor y sufrimiento al servicio de la Santa Iglesia Católica, teniendo a vista claramente toda la envergadura y el prodigioso crecimiento de esta obra, nacida de mis manos, y sabiendo que ante Dios es mucho más lo que hay por hacer, después de rezar mucho, me parece lo más justo a los ojos de Dios y María Santísima renunciar a mi cargo de Superior General, para que un hijo mío, bajo la acción del Espíritu Santo, pueda conducir esta obra a la perfección deseada por Nuestra Señora, tal como ella la imprimió en el alma del Fundador».
«Al dejar este encargo no puedo -ni desearía- ante Dios, renunciar a mi misión principal de Padre. Hago a la Trinidad Santísima, por medio de mi Señora y Madre, la Virgen María, el firme propósito de continuar intercediendo junto a Dios, con mis súplicas y preces, por mis hijos e hijas», prosigue Mons. Clá Dias en su carta.
«Continuaré a disposición de todos y cada uno, por saberme constituido por Dios como modelo y guardián vivo de este carisma, confiado a mí por el Espíritu Santo», afirma.
Para concluir, el hasta ahora Superior General ruega a Dios «que sigan rezando por mí y por esta obra, para que todo el proyecto de Dios respecto a nosotros logre todo su esplendor, para su gloria y de la Santa Iglesia, para que sea instaurada en la tierra la plena unión con los cielos, el Reino de María Santísima».
Mons. João Scognamiglio Clá Dias, nació el 15 de agosto de 1939 en Sao Paulo, Brasil. Fue ordenado sacerdote en junio de 2005, junto a otros 14 miembros de los Heraldos en ese país.
Fundó a los Heraldos del Evangelio tras la división de la asociación Tradición, Familia y Propiedad (TFP), fundada en Brasil en la década de 1950 por Plinio Correa de Oliveira.
Los Heraldos del Evangelio fueron reconocidos por el Pontificio Consejo para los Laicos el 22 de febrero de 2001 como Asociación Privada de Fieles de derecho pontificio; y están presentes en más de 70 países actualmente.
Carta de Mons. Scognamiglio Clá Dias:
A mis hijos espirituales:
Desde toda la Eternidad, la convivencia entre el Padre y el Hijo, envuelta en las amorosas llamas del Espíritu Santo, consistía también en considerar todas las infinitas maravillas que la Santísima Trinidad, actuando al unísono, realizaría en la Obra de la Creación. Ante toda la gloria y el esplendor que derramarían las Tres Personas Divinas sobre sus criaturas, el brillo de su inconmensurable amor relucía aún más.
Sin embargo, a los ojos del Verbo Eterno, aquello valía poco o casi nada. El camino más glorioso era el reservado por Dios a la Segunda Persona de la Santísima Trinidad: «Se despojó de su gloria, haciéndose semejante a los hombres. Se humilló a sí mismo hasta la muerte, y muerte de Cruz».
En el transcurso de su vida terrena, el Verbo Encarnado mostró constantemente a la humanidad que el camino más luminoso y el único que conduce a la verdadera gloria es el camino de la abnegación y del sufrimiento aceptado plenamente. «Si alguien quiere ser mi discípulo, que se niegue a sí mismo, que tome su Cruz y me siga».
Así pues, teniendo en cuenta mis setenta y siete años, sesenta de los cuales han sido de trabajo y sufrimientos al servicio de la Santa Iglesia Católica, contemplando el tamaño y el prodigioso crecimiento de esta Obra nacida de mis manos y sabiendo que ante Dios el ser importa mucho más que el hacer, después de mucho rezar, me parece más justo a los ojos de Dios y de María Santísima renunciar a mi cargo de Superior General, para que un hijo mío, bajo la acción del Espíritu Santo, pueda dirigir dicha Obra hacia la perfección deseada por Nuestra Señora, tal como Ella la imprimió en el alma del Fundador.
Al dejar esta labor, ante Dios no puedo, y no desearía, renunciar a mi misión de padre. Ofrezco a la Santísima Trinidad, por medio de mi Señora y Madre la Virgen María, el firme propósito de seguir intercediendo ante Dios, con mis súplicas y oraciones, por mis hijos e hijas. Seguiré a disposición de todos y cada uno, porque sé que he sido constituido por Dios como modelo y guardián vivo de este carisma, que me fue confiado por el Espíritu Santo.
Ruego a todos que continúen rezando por mí y por esta Obra, a fin de que el proyecto de Dios para nosotros alcance todo su esplendor, para su gloria y la gloria de la Santa Iglesia, de modo que se instaure en la tierra la plena unión con los Cielos, el Reino de María Santísima.
Caieiras, 2 de junio de 2017
Mons. João Scognamiglio Clá Dias, EP
Superior General
RD/Agencias