Nosotros, los católicos americanos, somos una Iglesia de inmigrantes. Siempre hemos trabajado a su favor
(C. Doody/Agencias).- «Creo que el presidente Trump apela al lado oscuro de los estadounidenses. Recurre a los miedos, a las inseguridades». El cardenal arzobispo de Newark, Joseph Tobin, ha arremetido otra vez más contra el mandatario norteamericano, tachándolo de un «hombre de negocios» que no es de fiar, además de «peligroso», con el que los ciudadanos, y especialmente los católicos, deben «tener cuidado».
Durante la clausura de un macroencuentro de los católicos norteamericanos celebrado en Orlando, en el que participaron más de 3.000 personas, el purpurado concedió una entrevista al diario La Croix en la que pone de relieve la fuerza de la identidad cristiana frente a las crisis que viven hoy muchos países.
«Como seguidores de Cristo, debemos tener cuidado de no excluir a los demás», afirmó el cardenal. «El clima de inseguridad» por el que Trump es el responsable, sin embargo, «ha provocado un patriotismo exagerado en los Estados Unidos».
«Ahora, las personas se identifican primero como americanos más que como discípulos de Jesús», denunció Tobin, y eso que «todo lo que se antepone a nuestra identidad cristiana se convierte en idolatría». Un riesgo a que «nosotros mismos, los católicos americanos, estamos expuestos», confirmó.
Preguntado sobre la relación de la Iglesia con el presidente Trump, el cardenal Tobin respondió:
«Donald Trump es un hombre de negocios. Siempre actúa como si quisiera cerrar un contrato. Los obispos deben tener cuidado porque hará ver que está contra el aborto, que no cambiará su opinión sobre la contracepción… Sin embargo, no quiere que se hable sobre sus irrespetuosas declaraciones sobre otras personas o sobre el hecho de deportar a inmigrantes. Es peligroso. Nosotros, los católicos americanos, somos una Iglesia de inmigrantes. Siempre hemos trabajado a su favor».
Y es más, Trump no solo ha creado ese clima de miedo y «patriotismo exagerado» en EEUU, sino que, a juicio de Tobin, también ha engendrado una polarización profunda dentro de la misma comunidad católica, «como si hubiéramos importado las divisiones del mundo político en la Iglesia». Hasta tal punto en el que la situación en el país ahora le recuerda al cardenal a las Iglesias del antiguo bloque comunista europeo, que incluso llegaron a sospechar las unas de las otras.
«Aquí en los Estados Unidos es lo mismo», advirtió el purpurado. «Corremos el riesgo de dejarnos influenciar por diferentes modelos» sociales y comunitarios, «sin interrogarlos o examinarlos por si son coherentes con el Evangelio», denunció.